¿Los proveedores del Ayuntamiento cobrarán antes de facturar?
Las utopías se pueden convertir en distopías cuando lo deseable se hace realidad, adulterando sin embargo lo que empezó siendo una intención honesta. Por eso, hay que tener cuidado con lo que se desea. Además, poner el acento de la gestión municipal en lo económico supone renunciar a lo político.
Nunca he entendido por qué a los políticos les gusta tanto presumir de lo que se presupone. Me refiero a que hace unos días el alcalde alardeaba del pronto pago a las empresas proveedoras de productos y servicios del Ayuntamiento. Y justificaba que de ese modo se contribuía a dinamizar la economía y el empleo local.
Echo en falta en esas afirmaciones datos rigurosos complementarios que lo confirmen. De otro modo la pretensión no sería informar sino hacer propaganda y transmitir una interesada imagen de eficiencia por parte del equipo de gobierno ¿Cuántas empresas villenenses trabajan para el Consistorio? ¿Cuánto representa en el total de sus facturaciones? ¿Cuáles son los criterios de contratación? ¿Dónde se pueden consultar esas cifras que afectan al erario público? Exista o no al respecto un preceptivo mandato según las normas establecidas, siempre hay una exigencia moral para cumplir con unos mínimos estándares de transparencia. Algo que, desgraciadamente, en Villena a día de hoy solo es una quimera.
Hace unos años, coincidiendo con el gobierno del PP de Celia Lledó, se produjo una anomalía que demoraba en varios meses el plazo razonable para satisfacer el cobro de las facturas dirigidas al Ayuntamiento. Es cierto que en esos momentos los efectos de la crisis económica se hacían más palpables en todos los ámbitos. Una situación que provocó graves problemas y disfuncionalidades que pudieron influir, junto a otros factores, en los resultados de los comicios de 2011.
Cuando en la pasada legislatura con el tripartito de los Verdes, PSOE y VCD se empezó a dar solución a este asunto, era oportuno dar a conocer los logros para ponerlos en contraposición a los nefastos precedentes. Pero en 2017 carece de sentido. Es normal que el Ayuntamiento cumpla con sus obligaciones administrativas escrupulosamente. Lo extraño y noticioso sería que no lo hiciera.
Por otra parte, atribuirse el mérito, sin ser una competencia exclusiva de la concejalía de Hacienda, es tanto como eludir cualquier responsabilidad siempre que los temas financieros y tributarios nos vienen mal dados, acusando de todo lo malo al Gobierno estatal. Si nos va bien, es cosa nuestra. Si nos va mal, es culpa del otro.
Quizá con estas declaraciones del primer edil, los Verdes quieran contrarrestar las crecientes críticas y ofrecer optimismo, reivindicando que son buenos gestores. De ahí que aproveche ciertos argumentos económicos como también suele hacer Mariano Rajoy. Pero se olvidan ambos de otras áreas fundamentales que repercuten en el conjunto de la sociedad, y de las que sí son responsables directos.
Por ejemplo, ¿por qué tres cargos esenciales del Ayuntamiento, como son el secretario, la tesorera y el interventor, todavía están ocupados por personal interino o accidental? A ver si las medallas se van a convertir en medallones que manchen la imagen. Que un buen dato económico no fastidie las malas decisiones o la inacción, pensarán algunos.