Los sustos que nos da el cine español
Abandonad toda esperanza, salmo 110º
En uno de los años más lamentables que se recuerdan en cuanto a recaudación de las producciones españolas, las películas que han salvado la cuota del cine patrio han sido dos cintas de terror, un género hasta al que hace poco todavía sentíamos vergüenza al acercarnos, a no ser que fueses un osado amante del mismo y te llamaras Paul Naschy, Narciso Ibáñez Serrador o Jesús Franco.
Y hete aquí que un debutante construye un film a partir de reconocibles influencias, del Hitchcock de Rebeca al Amenábar de Los otros, a mayor gloria de una ajustada Belén Rueda y cuya principal baza es la posibilidad de entenderla tanto como historia sobrenatural de fantasmas como drama realista. Su título, lo han adivinado, es El orfanato, esa película gótica que haría las delicias del Henry James de Otra vuelta de tuerca, donde se nos muestra un antiguo orfanato al parecer poblado por presencias de otro mundo y donde el hijo de la nueva dueña desaparecerá misteriosamente.
¿Es El orfanato la obra maestra que algunos quieren ver? Pensamos que no. ¿Es la gran decepción que otros proclaman, ejerciendo el insano pecado nacional de la envidia? Tampoco. Con su primera película, Juan Antonio Bayona demuestra un gusto exquisito a la hora de mover la cámara y de dirigir la puesta en escena, armando una historia que se sigue con interés hasta llegar a un final que, como no podía ser de otra forma dadas las citadas referencias, hace que nos replanteemos todo lo que hemos visto hasta ese momento.
Pero El orfanato presenta un gran problema, y es que aunque al final sea otra cosa (como ocurría con la película de Amenábar o con El sexto sentido de M. Night Shyamalan, otro de sus modelos), no funciona como película de terror; los sustos son en su mayoría predecibles, y el director no consigue capturar lo más importante en este tipo de historias: una constante atmósfera de inquietud y desasosiego.
Lo que le falta a esta cinta, a REC le sobra por arrobas. El nuevo proyecto de Filmax, que viene apostando desde hace años por el cine de terror autóctono, se presenta como una película más directa y sin concesiones, apenas ochenta minutos en los que el espectador, acompañando a un equipo de televisión y una brigada de bomberos en un edificio de Barcelona, acaba viviendo una experiencia extrema de horror y supervivencia.
Pero hay que tener en cuenta que sus realizadores, Paco Plaza (que estuvo hace años en Villena presentando su Romasanta) y Jaume Balagueró logran en el tramo final, al explicar el origen del brote vírico en una pirueta en principio menos impactante que la de El orfanato pero en el fondo de implicaciones mucho más profundas, redefinir el cine de terror reciente, enfrentando ciencia y religión y acusando con el dedo a la Iglesia como posible origen del Mal mismo. Ahí es nada.
Gracias a estas cintas, la cartelera está plagada de sustos nacionales... algo que hasta el momento solo provocaba ver la nimia recaudación de nuestras películas. Y luego dirán que el terror no es comercial.
El orfanato y REC se proyectan en cines de toda España.