Los Verdes: el gobierno de la política ‘sin’
Se confunde el Partido Popular de Villena cuando, para atacar a los Verdes, califica sus decisiones o su pasividad como una manera de proceder ideologizada. Se nota que los populares no tienen ni idea de lo que son las políticas progresistas, ecologistas, feministas y de izquierdas. Algo lógico por otra parte. Pero se pone de manifiesto que los Verdes tampoco. Y eso ya no es tan lógico.
Francisco Javier Esquembre y sus ediles, que estoy segura repetirán en la lista otra vez desdeñando su condición asamblearia, se están ganando a pulso el rechazo de buena parte de la ciudadanía. Además, ningún partido querrá contar con ellos como futuros socios de una coalición de gobierno. Motivos hay de sobra. Los socialistas, a pesar de ser sólo tres, están ejerciendo una contundente oposición desde el inicio de esta legislatura. Por eso votar al PSOE no es votar a estos Verdes, por mucho que lo insinúe de manera interesada el PP.
La inoperancia y la ineficacia parecen regir la gestión pública del equipo de gobierno municipal. Se podría denominar la política sin. Una especie de sucedáneo que adultera el producto auténtico y original. Así ocurre con la cerveza sin alcohol, los refrescos sin azúcares o los yogures sin grasas. Habrá quien piense que estos productos son más saludables. No lo niego, pero en todo caso son identificados claramente en su etiqueta. Nunca dan gato por liebre porque se sabe lo que se está comprando. En política no siempre pasa lo mismo.
Los Verdes fueron merecedores de una mayoría absoluta en las últimas elecciones locales, siendo los únicos que pudieron rentabilizar el optimismo de la ciudadanía y los supuestos méritos del tripartito formado junto al PSOE y VCD. De algo debía servir la ventaja de ostentar la alcaldía. Sin embargo, cuando les ha tocado desenvolverse solos en el gobierno durante estos más de tres años han quedado en evidencia sus disimulos, sus incongruencias y sus mentiras.
Muchos de los logros de la pasada legislatura se han perdido y nos hemos quedado sin Artefiesta, sin Casc, sin Vinouvelle, sin Autoachos, sin acto inaugural en el Teatro Chapí de los Cursos de Verano, sin ciertas subvenciones del Servef, sin ayudas a la dependencia, sin el pago puntual de subvenciones a clubes deportivos y quién sabe si, a estas alturas, sin festivales de rock. La incertidumbre generada este año, sea cual sea la decisión de la promotora musical, deja a las claras desencuentros, discrepancias y una absoluta falta de confianza en nuestros gobernantes.
Un parque canino y una legislatura sin corridas de toros es lo más importante y prioritario a lo que se pueden aferrar los simpatizantes verdes. Aunque habría que preguntarse si, visto lo visto, la situación responde a un verdadero propósito ético animalista o solo es una muestra más de incapacidad y desgobierno. Al margen de solemnes declaraciones institucionales contra la tortura animal, en la práctica es necesario recurrir constantemente a subterfugios legales y excusas administrativas nada creíbles que, por cierto, han recibido sentencias judiciales desfavorables para el ayuntamiento. Los Verdes siguen sin afrontar este asunto para darle una solución definitiva que trascienda su mandato.
Se podría llegar a pensar que los presupuestos se presentan tarde o ni siquiera se aprueban en tiempo y forma porque los Verdes son contrarios a los servicios públicos y a que la Administración municipal disponga de recursos económicos actualizados anualmente. Espero que no. Pero por su actitud y sus hechos, todo es posible.
Aunque se definen como ecologistas, nada se sabe del Plan de la Huerta que se presentó a bombo y platillo hace unos años. Los parques y jardines están descuidados. La planta de Vaersa continúa trayendo residuos de fuera del área y es insostenible. La recogida de basura y limpieza viaria ofrece significativas carencias y contradicciones, pues no se ha municipalizado. Sólo es una gestión directa cuya mano de obra se subcontrata, paradójicamente, a través de una ETT. El II Plan FID (Felicidad, Igualdad y Diversidad) no se está aplicando, si bien en su grandilocuente presentación estuvo la vicepresidenta Mónica Oltra. Siguen sin convocarse bolsas de empleo, sin licitarse servicios públicos o sin prepararse el nuevo Plan General de Ordenación Urbana.
Mientras tanto se subcontratan sin concurso empresas para redactar proyectos que no se están poniendo en marcha como, por ejemplo, los presupuestos participativos. Al tiempo, se elimina la participación ciudadana en los galardones de las arracadas, que ahora decidirá un jurado. Se entretiene a los vecinos y las vecinas con lo de la declaración de las Fiestas de Interés Turístico Internacional, sin coordinarse durante todos estos meses con la Junta Central de Fiestas. Da la impresión de que se trata de una mera cortina de humo y un arma de distracción masiva.
Dentro de esa política Verde del postureo y la apariencia, el alcalde exhibe en sus redes sociales su omnipresente asistencia a multitud de eventos, actos y saraos. Eso no es cercanía y apoyo, sino más bien demagogia y oportunismo. Algo que se hace más palpable conforme se acercan los comicios. Antes, al menos, tenía a los concejales del PSOE y VCD en el consistorio para que trabajasen por él mientras estaba de fiesta. Ahora ya no, con lo que las decepciones y los problemas se acumulan.