Los vivos y los muertos
Abandonad toda esperanza, salmo 292º
Hacía muchísimo tiempo que no esperaba un estreno televisivo con tanto interés. Uno español, se entiende: llevo varios años siguiendo las series que más me interesan en versión original, muchas veces comprándolas en DVD (sí, todavía quedamos quienes cometemos ese sinsentido), a mi ritmo y sin agobios: así estoy viendo Fringe y Alphas, y así veré American Horror Story, The Fades o The Killing; de The Wire ya hablaremos otro día, porque esta y mi relación con ella bien merecen una columna aparte. Pero con The Walking Dead hago una excepción: esta hay que disfrutarla en plan happening, con pizzas y cerveza, y solo en estas condiciones soy capaz de preferir el doblaje... por lo menos en un primer contacto; si vale la pena repetir ya lo haré como Dios manda, y supongo que no hará falta decir que como Dios manda, después de Moisés y antes de Franco, es en versión original.
Así que allí estaba yo el pasado lunes noche, delante de la tele, para ver el estreno de la segunda temporada de esta serie de la que Frank Darabont, su principal impulsor, no tardó en ser despedido por la cadena AMC. Al parecer, el director de Cadena perpetua tiene un carácter que ríete tú del de los zombis que salen en la serie, y esto unido al recorte de presupuesto (sí, la crisis ha llegado hasta la tele yanqui) acabó por provocar su salida forzada del proyecto. Pero visto el primer capítulo de esta nueva tanda podemos respirar tranquilos: no se advierte su ausencia, y en cambio sí se nota la presencia del creador original de los personajes escribiendo los diálogos y las situaciones de este nuevo arranque.
Y es que, como ya sabrán, se trata de una adaptación del cómic soberbiamente escrito por Robert Kirkman, que ha conseguido construir una novela (gráfica) río, de lectura adictiva, que ahora mismo cuenta con una edición de lujo en tomos de más de seiscientas páginas que valen su (contundente) peso en oro. Por suerte la adaptación es, por un lado, lo bastante fiel como para no traicionar el espíritu (aunque los geeks de siempre se enfadarán porque tal personaje no muere de la misma forma o a tal otro le han cambiado el color del pelo); y por otro, se toma estas licencias necesarias para seguir manteniendo el interés y la curiosidad del fan incondicional. El resultado es un emocionante serial que si no pueden ver en Fox podrán disfrutar a partir del próximo noviembre en abierto en La Sexta.
En cierta ocasión, el cineasta Jacques Tourneur, autor de una obra maestra del género como Yo anduve con un zombi, dijo que uno de sus proyectos soñados siempre había sido el de mostrar un enfrentamiento épico entre dos ejércitos, el de los vivos y el de los muertos, pero que un director como él, habitual de la serie B y los programas dobles, no disponía del presupuesto necesario para asumir una propuesta de tamaña envergadura. Años más tarde, y valiéndose de que en los cómics el dinero no es problema para contar con cientos o miles de muertos vivientes -solo necesitas un dibujante con talento y paciencia-, Robert Kirkman le tomó la palabra. El resto es historia del cómic, y ahora también de la televisión.
The Walking Dead se emite en Fox España; Los muertos vivientes está editado por Planeta de Agostini Comics.