Cultura

Luciano Arena

Casualidad o no, el caso es que el pasado fin de semana nos encontramos de todo y para todos en el Lucianos’s –Luciano Arena¬ (vamos, en el tramo de la calle Luciano López Ferrer paralela a la fachada del Teatro Chapí y desde hace poco y en adelante cortada al tráfico)–.
Casi como estreno del nuevo emplazamiento, al menos en cuanto al formato que toma la fachada del teatro a modo de fondo de escenario, tuvimos la ocasión de disfrutar tanto del concierto de No Reply en la noche del viernes, como del Festival de Bandas Juveniles “Ciudad de Villena” durante la tarde del sábado. Y aunque ninguna de las actuaciones justificaría el cierre del tramo durante los días laborales, no hay que ser de pensamiento tan taimado (o sí, yo qué sé) como para pensar que tanto éstas como el resto de actuaciones previstas buscan justificar la postura de Alcaldía respecto al cierre de la calle.

Pero centrémonos en lo esencial, en el estreno del nuevo espacio de la ciudad, el Luciano Arena, dejemos a un lado la política y hablemos de las ventajas y desventajas del recién estrenado escenario. Habría que comenzar hablando del evento organizado entre la Concejalía de Cultura –Teatro Chapí– y el Club de Jazz de las Mil Pesetas. Un concierto que puso de manifiesto el interés de la ciudad por salir a la calle, por celebrar las buenas temperaturas y por disfrutar de la música en directo. Quiere esto decir que No Reply se encontró con un público encantado de participar en su espectáculo musical. Y se encontraron el hambre con las ganas de comer. De hecho, el único que no estuvo a la altura de las circunstancias fue el Luciano Arena, ya que demostró poca capacidad para cubrir sonoramente la totalidad del aforo propuesto. La escenotecnia adoleció de baja presión y corta amplitud sonora, así como de exceso de iluminación tanto en el foro como en el fondo del escenario. Con todo, aunque sufriendo dichas deficiencias, el grupo estuvo a una altura que ya desearíamos para nuestra selección de fútbol.

El sábado, con la caída de la tarde, el Luciano Arena volvió a resultar mediocre para la actividad prevista. Y aunque tanto la Unión Lírica Pinosense como la sección juvenil de la Banda Municipal de Villena presentaron un festival de gran atractivo, ya que sus repertorios –salvo los inextinguibles pasodobles– se componían de bandas sonoras cinematográficas; y aunque el número de intérpretes en ambos conjuntos era notable, el aforo volvió a sufrir debido al pobre volumen que permite el emplazamiento. Basta decir que durante el cambio de banda me encontré con unas amigas que acompañaban a sus criaturas en la zona de juegos del Chapí y no se había percatado de que cien metros más allá se estaba realizando un concierto. Y es que, quizás y por ejemplo, la concha que respalda el escenario de la Explanada de España alicantina no es sólo un adorno. Ustedes verán.

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