Abandonad toda esperanza

Machotes

Abandonad toda esperanza, salmo 311º
Cuando uno intenta recordar actores machotes, de esos que hacen películas con y para machotes, no piensa en un actor como Liam Neeson. Y eso que el irlandés lleva una racha de títulos donde encarna a machos alfa nada despreciable: Gangs of New York, Batman Begins, Enfrentados, Venganza, El Equipo A, Sin identidad... e Infierno blanco, que todavía anda por algunos cines y que no es nada desdeñable. En dicho film Neeson ha vuelto a ponerse a las órdenes, tras la citada revisión de la serie protagonizada por los veteranos de Vietnam que fueron acusados de un crimen que no habían cometido, de un director tan machote como Joe Carnahan, responsable tanto de un solvente film policíaco como Narc como de la tan adrenalítica como inofensiva Ases calientes. En esta ocasión tanto uno como otro dan lo mejor de sí mismos para urdir un relato de aventuras al límite y lucha por la supervivencia del más fuerte: a un lado, los siete trabajadores de una planta petrolífera que sobreviven a un accidente aéreo en territorio ártico; al otro, una manada de lobos hambrientos que han visto invadido el que es su hábitat natural. A partir de esa premisa, somos espectadores de un combate a muerte tan lírico como épico, que remite en sus momentos más conseguidos al cine de Ford, Hawks y Huston, y que termina escamoteándonos cruelmente el último enfrentamiento, en una señal inequívoca de la vocación podríamos decir que autoral de su director y su nula pleitesía a las imposiciones comerciales del estudio.

Un cineasta que sí ha conseguido ser considerado autor pese a su amplitud de registros es Steven Soderbergh. Curiosamente, cuando pienso en quiénes son mis directores favoritos nunca me acuerdo de mencionar a este realizador camaleónico, pero cada vez que estrena una película voy a verla y la mayoría de las veces hasta le dedico una columna: véanse la saga de Ocean, su díptico sobre el Che, ¡El soplón! o la todavía reciente Contagio. Su particular aportación al género de las macho movies (etiqueta que existe, no la he inventado yo, que diría Sandro Jiacobbe), Indomable, no es una excepción, si bien me temo que será injustamente despachada como una cinta de acción más cuando atesora otros méritos destacables; entre ellos, el de sacar provecho de una intérprete tan limitada como Gina Carano, en realidad una ex estrella de las artes marciales, en una operación muy similar a la que el mismo Soderbergh sometió a la actriz de cine porno Sasha Grey en la interesante The Girlfriend Experience. Aquí es la voluptuosa luchadora quien adopta el papel de macho alfa dejando en mantillas a un glorioso plantel de secundarios formado por Ewan McGregor, Channing Tatum, Antonio Banderas, Michael Fassbender, Bill Paxton, Mathieu Kassovitz y un felizmente recuperado Michael Douglas. A destacar también el prodigioso montaje, su sentido del humor, el abrupto final -de planteamiento muy similar al de Infierno blanco-... y que por una vez en la vida las escenas de lucha, verdaderas estrellas de la función, están coreografiadas sin recurrir a acompañamiento musical ninguno y donde los golpes suenan tal y como suenan en realidad... o al menos como pensamos que suenan, porque por lo menos lo que es yo no los he dado y recibido tan contundentes en la vida.

Quienes sí han dado y recibido estopa para regalar son Sylvester Stallone, Jason Statham, Jet Li, Dolph Lundgren, Chuck Norris, Van Damme, Bruce Willis, Schwarzenegger y el resto del reparto de Los mercenarios 2, cuyo trailer acompañó a la proyección del film de Soderbergh. Pero eso ya es otra historia de machotes, que les contaré cuando les llegue su hora.

Infierno blanco e Indomable se proyectan en cines de toda España.

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