Made in Japan

De factoría suiza conservo un reloj de pulsera CAUNY. Es un recuerdo de mi padre, un reloj sencillo de esfera grande, números arábigos pares salteados con rayas en los impares. El seis no se ve completo porque lo corta la pequeña esfera donde gira el segundero. Bajo la marca CAUNY una plaquita que dice PRIMA y un poco más pequeño y bajo PRIMA se lee LA CHAUX DE FONDS / ANCRE IS RUBIS. Debajo del seis decapitado, en el borde de la esfera dice SWISS MADE. En el reverso aparece grabada, dentro de un pequeño círculo, una flor de lis rodeaba por arriba con la marca CAUNY y PRIMA por debajo. Todo dentro del pequeño círculo. Bajo el círculo, se apuntan también inscriptas características del reloj y números: FOND ACIER INOXYDABLE / 84 726 / 203 / CARRURE LUNETTE / PLAQUE OR G / 10 MICRONS. Finalmente, un diminuto grabado que parece anagrama o inicial.

Bien se vanagloriaba mi padre de este reloj. Entre sus expresiones, cuando algo funcionaba bien, solía decir: "¡Funciona como un CAUNY! Y este CAUNY que conservamos como recuerdo funcionó como un CAUNY hasta que dejó de funcionar. Pero nosotros no lo valoramos hasta más tarde porque en aquellos años de nuestra infancia el "made in" que nos atraía no era el de Suiza sino el de Japón. Mientras lo suizo en particular y lo europeo en general –excepto ciertos productos de Alemania occidental– nos parecía "viejo", lo japonés nos atraía por su diseño más moderno, más práctico, de calidad y a buen precio. Relojes, radiocasetes, calculadoras, cámaras fotográficas, grabadoras…Y más tarde automóviles, motos, instrumentos…

Las crisis de 1973 y 1979 –primera y segunda del petróleo– favorecieron el mercado en occidente de productos japoneses, ya competitivos en los sesenta al mejorar en calidad y durabilidad a los fabricados en la década anterior. De esta forma, manufacturas de las marcas CANON, CASIO, CITIZEN, FUJI, HITACHI, PANASONIC, RICOH, SANYO, SHARP, SONY, TOYOTA, YAMAHA… inundaron nuestros hogares sustituyendo bienes antes fabricados en Europa y Estados Unidos.

Pero también otro "Made in Japan" de principios de los setenta, en concreto de 1972, se coló en nuestras casas. Porque con ese título, está el doble álbum en directo de Deep Purple. Para muchos críticos uno de los mejores directos grabados de todos los tiempos.

Sin ser santos de mi devoción, pues el Heavy metal o el Rock duro o lo que sea nos gusta menos que otros estilos –sí más el Rock progresivo que también cultivó la banda–, hay que reconocer que desgastamos los surcos de aquel doble álbum dorado. Escuchando por un lado el cansino "Smoke On The Water", cansino por las veces, millones de veces, que imitando a Ritchie Blackmore repetíamos con la guitarra el tema de arranque. Por otro lado, el espectacular solo solo solo de percusión en "The Mule", un solo solo solo de seis minutos y pico percutido por el baterista Ian Paice.

También, "Child in Time", nuestra pieza preferida, originaria del Lp Deep Purple in Rock, cuarto álbum de la banda, el de la carátula con la fotografía con los bustos de los cinco músicos esculpidos en la montaña imitando las esculturas de los cuatro presidentes de los Estados Unidos labradas en el Monte Rushmore. Imposible desatender en aquellos años la voz de Ian Gillan, los matices sensibles de Roger Glover al bajo y mucho menos las maravillas de Jon Lord –Jonathan Douglas Lord– en los teclados, sobre todo sus virguerías con el órgano Hammond, instrumento al que hacía cantar. Dulce niño en el tiempo, tú verás la línea / la línea que está dibujada entre lo bueno y lo malo…