El veintitrés de noviembre de 2007 tuve el honor de presentar en la Casa de la Cultura de Villena el libro de Fernando Costa Vidal titulado El primer franquismo en Villena (1939-1945). No era la primera vez que Fernando contaba conmigo. En abril de 1998 presentamos, en la Biblioteca Miguel Hernández, su libro sobre Villena durante la Guerra Civil, 1936-1939. Ambos, prologados por el catedrático Juan B. Vilar. Todo, entonces, entre paisanos. Y mucho honor para quien escribe y llora. Llora porque Fernando Costa Vidal ha muerto.
Precisamente, este año, en la revista anual Villena publicamos el texto que habíamos preparado para la presentación del libro sobre el franquismo y recordábamos en la introducción a dicho texto que con motivo de dicha presentación habíamos escrito para la prensa provincial y local dos artículos: Uno titulado Ante la Historia para INFORMACIÓN de Alicante, otro titulado Franquismo en Villena para EPdV. En ambos quisimos valorar la labor de Costa Vidal y, aprovechando el contexto del debate en torno a la memoria histórica, el valor de la memoria, el valor de la memoria insumisa del historiador. Insumisa contra cualquier olvido.
Pero Fernando Costa, siendo historiador, era sobre todo maestro. De ahí que sus estudios tuvieran un carácter didáctico que siempre apreciamos. Así, leyendo sus libros siempre nos viene la imagen de un lazarillo útil que desde lo particular nos conduce hacia lo general. O viceversa. Siempre con una intencionalidad magisterial para que nadie, ni siquiera el último de la fila, se perdiera. Un lazarillo útil y fiel a la documentación. No gustaba Fernando de ir a los más allá especulativos en torno a los hechos, prefería poner en nuestras manos los datos que él había encontrado en los archivos y libros e invitarnos a seguir ya por libre los caminos sugeridos. Así, su labor historiadora ha sido labor generosa como quien sirve los documentos ordenados y a domicilio. Impresos para libres de polvo y paja, sobre todo de polvo leer curiosidad.
Historiador y maestro no quiso dejar en el olvido su amor a la escuela como demostró tanto en el entrañable estudio titulado De la Academia Joaquín María López a la de Las Virtudes dedicado a la escuela donde se formó, como el consagrado al colegio donde ejerció de maestro durante treinta y cinco años, libro titulado El Colegio Público Manjón-Cervantes de Alicante: una mirada al pasado, presentado en enero pasado en el Club INFORMACIÓN.
En el artículo que decíamos publicado en EPdV cuando la presentación del libro sobre el franquismo deseábamos que Fernando Costa, más pronto que tarde, nos entregara otro libro sobre la historia contemporánea de Villena que completara por lo menos hasta 1975 la información que de su mano teníamos sobre el pasado de la ciudad. Esto porque tanto el estudio de 1989 sobre la Segunda República (Villena durante la Segunda República. Vida política y elecciones), como los aludidos sobre la Guerra Civil y franquismo, así como diferentes artículos, habían dotado al autor de una visión de conjunto privilegiada para atender este controvertido periodo de nuestra historia. Más cuando cada vez son más los especialistas que insisten en la conveniencia de enmarcar el estudio del franquismo en un periodo más amplio, partiendo incluso del periodo de entreguerras (1918-1939), en el que los regímenes liberales europeos en crisis buscaron diferentes salidas.
Costa lo hizo, Costa era quien lo podía hacer porque como decíamos en la presentación de su libro sobre el franquismo, no está siendo positivo para la memoria el que se estudie este periodo por casos específicos, porque al poner la lupa sobre un aspecto muy concreto se ha aprovechado sobre todo por quienes utilizan la Historia como azagaya para arrojarla contra el contrario. Y viceversa, el contrario lanza su respuesta sacando punta a un determinado hecho concreto contra el otro. El periodo (Dictadura de Primo, Segunda República, Guerra Civil y Franquismo), visto en su conjunto, es desolador: demasiados anhelos frustrados, demasiadas violencias apocalípticas, demasiadas revanchas, falta de diálogo, falta de libertad, falta de paz.
Fernando Costa tenía esa visión global que necesitamos y, lo mejor, la generosidad de un maestro para contárnoslo. Que la muerte nos lo haya arrebatado no quiere decir que olvidemos y no agradezcamos sus enseñanzas. In memoriam, gracias Fernando.
Soy la prueba viviente de que era el único profesor en toda mi vida escolar que siendo yo el último de la fila ,me interesará por sus clases y conseguía que no me perdiera .
Me siento privilegiado de haber sido alumno suyo.gracias Fernando Costa.
Honrando la memoria de nuestros maestros nos honramos a nosotros mismos.
Que no se nos olviden las lecciones que nos dio Fernando Costa Vidal bien como maestro, bien como historiador.
D. Fernando, DEP, deseo honrar a este dignísimo profesor mío del C. P. Manjón Cervantes en Alicante, y por extensión, al resto de profesores que nos cuidaron y ayudaron en nuestro desarrollo educativo. Gracias.