Mañana volveré
En la misma España, aún la dictadura, había razones más que suficientes para tener "ansias de volar"
Dieciséis de abril de 1973. En el restaurante "El Vasco" de Villarrubio, provincia de Cuenca, entra un camionero a lavarse las manos. Entra excitado. Comenta que se ha producido un accidente en esa curva muy mala, en la dichosa curva que hay a la entrada del pueblo, la de la nacional III.
Comenta también que ha estado auxiliando a los accidentados y sospecha que deben ser músicos porque donde el coche ha volcado dando varias vueltas de campana han quedado esparcidos instrumentos musicales, partituras y... (ABC, 16/04/2013). Y músicos eran, cierto. Entre ellos el cantante valenciano Luis Manuel Ferri Llopis, conocido como Nino Bravo, muriendo. Tenía veintiocho años.
Con motivo del cincuentenario de su muerte, la semana pasada, el martes 7 de febrero, el DOGV –Diari Oficial de la Generalitat Valenciana– publicaba el Decreto 9/2023, de 3 de febrero, decreto del Consell, declarando el año presente como "Año Nino Bravo", lo firmaba el presidente Ximo Puig. Para nosotros, una alegría. Y recreo. Porque entre las responsabilidades que nos ocupan por el cargo que tenemos en el instituto está la de atender diariamente lo publicado en el DOGV para informar a nuestros compañeros de aquellas novedades legales que puedan interesarles.
Entre la necesaria maraña legislativa que precisa el funcionamiento de nuestra sociedad, de vez en cuando, en estos diarios oficiales aparecen decretos o resoluciones que resultan respiro y goce. Así, por ejemplo, los textos documentados que se refieren a reconocimiento de tradiciones, los que valoran festividades, los que afectan a la protección de elementos del patrimonio o los que son merecido homenaje a personas; como el que traemos sobre la declaración del "Año Nino Bravo". Sumándose este 2023 en la Comunidad Valenciana al "Año Joaquín Sorolla" (DOGV de 24 de enero) y al "Año Eusebio Sempere" (DOGV de 31 de enero). Plausibles iniciativas.
Sentimos la muerte de Nino Bravo, como años más tarde, como calco, sentiríamos la de Cecilia. Como calco y como sesgo drástico de la maldita parca, puñetera guadaña que nos arrebataba de sopetón lo mejor. De Nino Bravo nos gustaba "América, América", "Un beso y una flor" y sobre todas "Libre", ésta del álbum Mi tierra. Su letra, que dice "volar", nos hacía volar imaginando a cualquier persona que anhelara libertad.
Por un tiempo se asoció la canción al hecho protagonizado por Peter Fechter, el obrero alemán que en 1962, con dieciocho años, fracasó en su intento de pasar al Berlín occidental. Sorprendido por la guardia fronteriza de la Alemania Oriental le dispararon. Desangrándose durante una hora, murió junto al muro. Pero en 1972 cuando José Luis Armenteros Sánchez y Pablo Herrero Ibarz –guitarra solista y teclista respectivamente de Los Relámpagos– compusieron la canción ex profeso para Nino Bravo, no hacía falta mirar hacia Berlín para saber de muros y alambradas. En la misma España, aún la dictadura, había razones más que suficientes para tener "ansias de volar". Así lo manifestó el propio Pablo Herrero en una entrevista en Radio 5.
Y sí, nos gustaba esta canción porque nos hacía volar. La memoria nos lleva al balcón de nuestra casa desde donde entonces aún se apreciaba en su plenitud la Sierra de la Villa y por otro lado los campos del Grec y los de los Altos de la Condomina ahora ocultos por los muros de los edificios vecinos. Escuchando la canción mirábamos los horizontes y nos sabíamos "sol cuando amanece" y "mar" y "ave que escapó de su prisión" y "viento" y... Sí, también sabíamos del posible fracaso pero... El estribillo repetía y repetía lo de "Libre / como el sol cuando amanece". Eso y lo demás.