Manos de mujer
Se me hace difícil la originalidad en la idea a la hora de, otro año más, referenciar el Día Internacional de la Mujer. Desde estas líneas he denunciado los malos tratos y los asesinatos de mujeres, lacra intolerable que nos sigue azotando sin distinción en los actores, ellos matan y ellas mueren, y para la que reclamo los nombres y las caras de estos machitos de mano floja, a los que mostrarles nuestro total desprecio e intolerancia.
He cuestionado la modificación en la ley del aborto que concede mayoría de edad a situaciones complicadas que necesitan del conocimiento y consentimiento paterno para una decisión de hondo calado personal en la mujer, sea cual sea el camino elegido. He puesto en valor iniciativas que se llevan a cabo en la cárcel de Villena por parte de las reclusas. Y este año, me rebano lo sesos para encontrar ese tema que, alejado de esta lucha eterna por la consecución de la igualdad, arroje luz en el camino.
Le he preguntado a mi hija, en plena explosión adolescente, si ella percibe la diferencia sexista, si siente que todavía ella y su generación, por ser mujeres, son tratadas de diferente modo, aunque este sea llamado discriminación positiva. Y con 14 años, con su feliz y optimista percepción del mundo, solo me dice que en sus clases de educación física, los chicos son puntuados por la realización de pruebas deportivas de mayor intensidad que las chicas y que no lo entiende, y que, ¡cómo no!, las omnipresentes frases de: es que tú eres tía o esto son cosas de tíos siguen de plena actualidad. Y mucho me temo que va a ser imborrable del dialogo común y de las expresiones hechas, pero llegados a tener sobre la mesa temas mucho más importantes, por mí esto puede continuar así, pues detrás de cada una de estas expresiones está la confirmación, mediante el acto, de que no son más que palabras ya construidas a las que se acude con una facilidad casi inconsciente.
Pero creo que se ha avanzado en eso, en los colegios los equipos son mixtos y las competiciones también, y la posibilidad de participación en deportes catalogados como puramente masculinos, le llamaremos fútbol, ya es posible y es ilusionante ver como la superioridad de fuerza se suple con la superioridad de carácter en el campo, o en la pista, y es esperanzador ver que, por lo menos, el deporte abre brechas de igualdad.
Y como no quiero otorgar a lo que todavía no hemos erradicado y nos provoca opiniones encontradas mas líneas de las necesarias en esta ocasión, he invocado al recuerdo para que, al contrastarlo con el hoy, me pueda mostrar los avances que sean vitaminas para todas las que creemos en la igualdad diferenciada, por cuestiones puramente físicas, que nos lleve a la justa situación entre hombres y mujeres, un cercano ejemplo es el premio que Tomás Prats ha conseguido por su estupendo cartel para este día. Y hoy, evocando tan solo a mi adolescencia, no tan lejana, me viene el recuerdo del frondoso mostacho del cartero, y las gafas de Don José el médico, del serio semblante del dentista, la mirada del director del banco y la figura del jefe de la fábrica donde trabajé, y ese recuerdo me dice al contraste que sin apenas ruido todos ellos han sido sustituidos por mujeres, por Isa, por Concha, por Mª Dolores y por Lorena, incluso por Belinda y por mí misma, que somos las empresarias en una empresa con paridad total de dos y dos. Mujeres que evidenciamos el trabajo realizado y un cambio social, lento, todavía insuficiente, pero firme y bien sostenido.