Manual para solucionar una crisis
No, hombre, no. No esperen que vaya a solucionar aquí, en tres párrafos, la crisis del equipo de gobierno de Villena, en plan típico-español-jugando-a-ser-seleccionador-nacional-de-fútbol-acodado-en-la-barra-del-bar. Servidor es consciente de sus limitaciones y por eso va a dejar correr (por ahora) el cirio que tienen montado en el ayuntamiento, algo que escapa a mis reducidas capacidades. Ahora bien, si bajamos un poco listón sí que me atrevo, así que, con su permiso, me disfrazo de Vicente del Bosque y arreglo la crisis de Villena Centro Democrático en tres brochazos.
1.- Los hechos: Amparándose en algunas actitudes y acciones llevadas a cabo, el presidente de VCD, Juan Carlos Pedrosa, anuncia el pasado 22 de febrero la suspensión temporal de militancia de Juan Richart y otros cinco afiliados del partido. Richart explicaba la decisión de Pedrosa como una represalia por haber pedido la reducción de los cargos de confianza del ayuntamiento, entre las que se encuentran Mari Paz Poveda y Virtudes Amorós, miembros de VCD afines al grupo de Pedrosa. Además, señalaba que como concejal, soy miembro nato de la ejecutiva del partido y no puedo ser expulsado, añadiendo que el 90% de los militantes de VCD están conmigo. Días después, Richart anunciaba un recurso contra su suspensión de militancia, recurso de cuya resolución nunca más se supo. Meses después, y a cuenta de la abstención de Richart en la famosa Junta de Gobierno que no adjudicó la corrida de toros de fiestas, VCD abre un nuevo expediente a Richart y anuncia que analizará su exclusión definitiva del partido, una exclusión sobre la que, igualmente, tampoco se ha sabido nada. Como tampoco hemos tenido noticias sobre el juicio de conciliación que, referido a la primera suspensión de militancia, tuvo lugar el pasado 27 de septiembre. En este caso el silencio hay que achacarlo, supongo, a la proverbial rapidez de la Justicia española.
2.- El análisis: De las declaraciones de unos y otros, y de la propia falta de concreción en sus acciones de VCD, se desprende que no está nada claro quien ostenta el control del partido, es decir, qué bando cuenta con más apoyos y quién se llevaría el gato al agua en caso de convocarse una Asamblea Extraordinaria de afiliados para decidir sobre el futuro de la formación.
3.- La solución: Como comprenderán, a mí VCD me importa tres leches, pero puesto que dos de sus afiliados están dirigiendo Villena en estos momentos, y además metidos de lleno en el embrollo que vive el equipo de gobierno, como ciudadano estoy deseando que resuelvan sus problemas, para lo cual no tienen más que convocar una Asamblea y que se presenten libremente candidaturas para componer una nueva ejecutiva, una de Pedrosa, otra de Richart, y cualquier otra que tenga a bien hacerlo. Que los afiliados, también libremente, elijan mediante sufragio a la nueva dirección, que quedará legitimada para componer la ejecutiva a su antojo, y que el bando perdedor acepte el resultado, poniéndose a disposición del ganador para trabajar o rompiendo ipso facto su carné de VCD y marchándose a casa o a donde les plazca.
Como ven, es fácil arreglar las cosas en VCD, lo que a su vez aportaría un granito de arena a la resolución de la crisis del equipo de gobierno de Villena, pero mucho me temo que los tiros no van a ir por ahí, sino todo lo contrario. Y es que, a mí, VCD siempre me ha parecido una formación marxista, pero no por Karl, sino por Groucho, que en su día definió genialmente la política como el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados.