Ciudad

Más que mil palabras: Armados y peligrosos…

Siempre he creído que los cazadores eran tipos disciplinados y que amaban los montes de su zona, que recogían sus presas tras un arduo día de caminata y disparos y que de alguna manera agradecían a la madre naturaleza la diversión o deporte que les devolvía en forma de perdices, conejos, torcaces, etc.
Ayer mismo a mediodía, en mi entreno de los martes, he podido comprobar como los últimos cazadores que han visitado Peña Rubia habían dejado un rastro lamentable en apenas 20 m2. Cajas de cartuchos vacías, cartuchos, botes, incluso botellas de cristal esparcidas en plena naturaleza. Esta imagen me quitaba el halo de honorabilidad de los cazadores, por así decirlo, de toda la vida.

Lo peor del caso es que pasa como en el fútbol, por culpa de 4 desalmados se la cargan otros que debidamente, y me consta, disfrutan de la caza, respetan al entorno y a las presas pequeñas, aman a la naturaleza y defienden la nobleza de este arte ancestral.

Por eso quiero hacer un llamamiento a los cazadores que estuvieron allí, y ellos lo saben, y que sean igual de valientes para limpiar de basura como para “limpiar” de caza nuestra querida Peña Rubia. Y que se debe dar ejemplo, para que siguientes generaciones sigan conservando nuestro hábitat mas sagrado.

Miguel Flor Hernández

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