Abandonad toda esperanza

Más vale Tardi que nunca

Abandonad toda esperanza, salmo 233º
O "Nunca es Tardi si la dicha es buena", que para el caso viene a ser lo mismo. Y es que me veo en la obligación de confesar que a Jacques Tardi lo descubrí muchos años después de que me cambiase la voz y saliese pelo en las axilas, momento en el que se supone que la gente de bien deja atrás esa fea costumbre de gastarse la paga de los domingos en tebeos. Y ocurrió, como tantas otras veces, a través de otro ámbito, esta vez el género negro y un artículo de fondo de mi buen amigo -y enciclopedia viviente- Jokin Ibáñez sobre las adaptaciones al cómic de las novelas de Léo Malet protagonizadas por el investigador Nestor Burma.

Si es usted, como un servidor lo fue entonces, de los que no ha tenido la oportunidad de disfrutar todavía de su obra, ahora puede recuperar algunos títulos imprescindibles de la historieta europea que llevan su firma. Para empezar, la edición integral de ¡Puta guerra!, firmado al alimón con el historiador Jean-Pierre Verney y que refleja año tras año, y sin la necesidad de diálogos ni argumento propiamente dicho, la crudeza del campo de batalla de la I Guerra Mundial con una meticulosidad documental que impresiona. Siempre he pensado que cualquier novela, cómic o película que muestre los horrores de un conflicto armado de forma realista, aunque sea el relato más patriotero y militarista que se pueda concebir, ha de ser por fuerza una obra antibélica. Esta joya del cómic galo, una suerte de álbum de recuerdos, recortes y fotografías dibujadas, es un buen ejemplo, y una vez leído se entiende que un título así solo pueda ir entre exclamaciones.

Pero Tardi, aunque obsesionado por la Gran Guerra -le ha dedicado, a partir de los recuerdos de su abuelo, otros títulos como La guerra de las trincheras, La última guerra o El soldado Varlot-, es un autor lo suficientemente prolífico como para tocar todos los palos... incluido el folletín de hálito decimonónico. Los connoisseurs ya sabrán que me refiero a Las extraordinarias aventuras de Adèle Blanc-Sec, una serie de álbumes protagonizados por una peculiar investigadora mediante los cuales el autor homenajea la literatura popular nacida en los periódicos del siglo XIX, al estilo de Eugène Sue, y que sacrificaba cualquier conato de verosimilitud por mantener despierto el interés de los lectores entrega tras entrega. Tardi recupera de aquellas historias la ambientación en un París nocturno amenazado por momias redivivas, pterodáctilos antediluvianos y sectas satánicas, pero como el diablo, que sabe más por viejo que por diablo, es lo bastante inteligente como para actualizarlas con un sentido del humor que ennoblece el relato y lo hace si cabe todavía más divertido.

Por cierto: la recuperación de las peripecias de Adèle en álbumes recopilatorios se debe en buena parte al inminente estreno de la adaptación cinematográfica filmada por Luc Besson, como recordarán una de mis bestias pardas particulares. Mira que me fastidia, pero al final todavía tendré que agradecerle a este hombre la oportunidad que me ha dado de completar mi colección de títulos de Tardi; si luego me gusta su película ya será la repanocha.

¡Puta guerra! (1914-1919) y Las extraordinarias aventuras de Adèle Blanc-Sec están editados por Norma.

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