Me aburro
Y esta sensación de hastío me bloquea y exaspera, porque no me permite poder ofrecerles nada que no pase irremediablemente, si de Villena se trata, por referenciar alguno de lo cuatro puntales informativos que, desde hace años, sustentan nuestra actualidad sin ceder ni un milímetro. Y lo hacen tan turgentes y erguidos como en sus principios, sin la menor señal de resentimiento en su estructura, metafóricamente hablando, claro está, a pesar del paso del tiempo.
Y siguen así, año tras año, porque nadie ha conseguido remover la tierra bajo de ellos para hacerlos tambalear. Y nosotros, invitados de piedra, los miramos y opinamos sobre ellos unos días boca arriba, otros boca abajo, desde el este o el oeste, pero seguimos y seguimos sobrevolando en redondo el mismo territorio a la espera, como aves carroñeras y hambrientas en medio de este árido paisaje, de alguna presa sobre la cual lanzarnos en tropel. Es muy difícil, o por lo menos a mí me lo resulta, poder sacar cosecha provechosa de tierras tan explotadas, de terrenos tan desgastados e infértiles, víctimas de la explotación sin control ni miramiento a la que desde hace años les viene sometiendo a voluntad; y no se pueden imaginar hasta qué punto llega mi apatía y desgana cuando tengo que volver sobre ellos, máxime cuando considero con total convencimiento de que lo que necesitamos, lo que realmente sería estímulo que consiguiese captar voluntades de ayuda y colaboración, pasaría por poder ofrecer, y recibir, comentarios frescos o diferente, ideas o propuestas que se salgan de lo que por repetido tenemos normalizado o aborrecido y que se alejen totalmente de los agrios enfrentamientos verbales que no dejan de ser verborrea cansina y plana, cantinela que al ser reconocida por nuestro oídos directamente bloqueamos, sabiendo lo que viene después, y que provoca en muchos de nosotros una sordera involuntaria y sistemática de puro cansancio.
Y así estamos, en este impasse de incredulidad y pasotismo generado por la ausencia de acontecimientos realmente importantes para todos, que sean algo más que DVD, andamios o conjeturas; pero en algunos momentos este tedio se torna indignación ante mi total convencimiento del importante papel que podrían jugar nuestros representantes políticos en este asunto, pues de ellos y su aptitud depende el poder conseguir dar un vuelco a la quietud general y ser capaces de captar nuestra atención, de abrir nuestro ojos en lugar de producirnos el bostezo con solo leer el titular de la noticia o escuchar sus secas explicaciones, carentes de afabilidad y cercanía, cuando comprobamos que vuelven a ser los mismo de la semana pasada con diferentes fotos, distinto mensaje, pero iguales protagonistas.
He de reconocer que Los Verdes de Europa en Villena consiguieron la pasada semana contener mi respiración en ese arranque de sinceridad que parecía estar alumbrando algo nuevo y esperado, otra forma de realizar su labor opositora, cuando Cate Hernández fue capaz de reconocer abiertamente el error de su anterior concejal. Albergué, ignorantemente, la ilusión de estar ante esas formas que tanto se echan de menos, pero fue un espejismo, lo mismo que contuvo mi respiración me hizo exhalar la frustración con su réplica y ataque a los medios. Del resto, nada nuevo bajo el sol. El PP acomodado en su estilo del pasapalabra, de la respuesta por escrito, del evitar debates y diálogos, y el PSOE enfoscado en vivir del pasado, a cara de perro y en clara oposición a ellos mismos, sin que nadie marque la diferencia ni consiga salpicar con algo de color esta soporífera paleta de blancos y negros que tan poca alegría arroja y que nos tiene sumidos en la más absoluta de las apatías.