Soy socio de Cruz Roja desde el año 1976, y en el año 2006 me jubilé. Anteriormente tuve que pedir ayuda para cambiar a mi madre de domicilio por estar convaleciente de una operación y suponía una dependencia continua en su cuidado; como socio de Cruz Roja me dirigí a la Asamblea Local de Villena para solicitar ayuda, que recibí sin dilación solución a mi problema.
Desde esa fecha me propuse hacerme voluntario y en el momento tuve la jubilación, y disponía de todo el tiempo del mundo, inicié esta nueva aventura de ser voluntario en Cruz Roja.
A principios de 2007 me hice voluntario, empezando en el servicio de visitas de teleasistencia, donde entré en contacto con diversas personas ajenas a mí hasta entonces, recibiendo con satisfacción las muestras de cariño de estas personas que vivían solas en sus casas, y aún hoy ocho años después siguen en mi recuerdo.
A mediados del año 2007 me incorporé al grupo de Intervención social, que se ocupa de llevar en un vehículo adaptado a las personas mayores a las clases de gimnasia en el centro CEAM, donde acuden tres días a la semana; yo presto mi servicio todos los martes, cuando asisten 17 personas, unas en sillas de ruedas, otras con andador y otras con bastón. Las recogemos en casa a primera hora de la mañana y cuando terminan, de nuevo las desplazamos hasta sus domicilios, haciendo tres viajes de recogida y otros tantos de vuelta.
Nos transmiten su gratitud y nos dicen que si no fuera por este importante servicio, no saldrían de casa en toda la semana, por lo que nos llenan de palabras y sonrisas cariñosas, siendo el mejor pago que recibimos, y que nosotros valoramos positivamente, y yo de manera personal, ya que el día que por cualquier motivo no puedo ir, echo en falta a todas esas personas, ya que forman parte de mi segunda familia en mi día a día actual.
Por todo ello agradezco a Cruz Roja la posibilidad que tengo de poder ayudar a todas las personas que lo necesitan, te lo agradecen y te hacen sentirte orgulloso de pertenecer a esta gran familia.
