«Mi historia de amor» (Concurso de Relatos Breves San Valentín 2013)
Voy a hacer memoria, retrocediendo en el tiempo, treinta y siete años. En aquella época un servidor tenía dieciséis años. Era el tiempo de la dictadura del General Franco. Era la época de la falta de libertad, aunque para los jóvenes que no teníamos ideología política y que nuestras aficiones e inquietudes eran otras, esa libertad no estaba ni mucho menos cuartada. Corrían los años (1975/1980) los jóvenes teníamos pocos lugares donde ir, para disfrutar de nuestro tiempo libre. Había unos cuantos cines y discotecas, estoy hablando de Alicante, la capital de la Costa Blanca, que es donde un servidor residía, por razones laborales de mi padre. Ya que antes vivíamos en Villena siendo villeneros, mi padre, mi hermana y un servidor ya que mi madre, nació en la vecina población de Bañeres de Mariola.
Pero bueno, voy al grano, que de lo que hay que hablar, en este texto, es del amor. Esa palabra que tanto significa para las personas que seguimos enamorados, como el primer día, de nuestra pareja. En esos años, en Alicante surgieron en las parroquias, muchos movimientos juveniles, de chicos y chicas, que se reunían alrededor de la iglesia. En sus locales para realizar todo tipo de actividades, culturales y de ocio, disco-fórum, cine-fórum, excursiones, catequesis, bailes y formaron clubs parroquiales, llegando a tener, entre chicos y chicas, más de cien socios.
Y en este lugar, surgía el amor en muchas ocasiones, entre los adolescentes. Y es allí donde me enamoré de mi mujer, una chica con cabellos largos y dorados como el oro. Y fue allí donde Cupido lanzo sus flechas con tanta fuerza, que después de treinta y siete años la quiero cada día más y mi pasión por ella es obsesiva y eso que dicen que la pasión dura poco. De hecho como creyentes y practicantes, nos hacía mucha ilusión, renovar nuestros votos matrimoniales en la iglesia y así lo hicimos, hace ya cuatro años, con nuestros dos hijos de padrinos, nacidos fruto de este inmenso amor y con nuestra familia y los más íntimos.
El amor no tiene caducidad, el único método que conozco para afrontar la vida, es alimentar la llama de la vela, sin dejar que se apague, avivándola día a día con más fuerza. Nuestra vida ha sido muy dulce, la verdad. Hemos tenido trabajo, hemos ganado dinero, hemos podido dar una educación universitaria a nuestros hijos, hemos disfrutado de esas pequeñas cosas, que nos hace felices a los seres humanos.
Aunque por desgracia y en muchas ocasiones, la vida puede darte un revés de trescientos sesenta grados y eso nos ha pasado a nosotros. Como ocurre a muchas personas a diario, me han diagnosticado que tengo cáncer de próstata. No le deseo a nadie, el tsunami emocional que ha supuesto para ambos esta mala noticia. El futuro está comprometido en el tiempo. La vida nos ha cambiado radicalmente. Eso sí, el amor que nos tenemos, se ha inflado como un globo, que está a punto de explotar. Estamos juntos toda la vida, desde los quince años, somos una sola alma, un solo cuerpo, yo, estoy padeciendo más por ella, que por mí. Ella está muy afectada, tenemos miedo que nos falte tiempo. Que el Altísimo no nos deje envejecer juntos. Somos como dos hermanos siameses, que si nos separan, moriríamos. Yo la miro, ella me mira, no hace falta hablar, nuestras miradas lo dicen todo, nuestra comunicación es plena. Nuestro amor está sufriendo por si nos falta tiempo. Por eso, hemos decidido vivir intensamente el presente, segundo a segundo, minuto a minuto, hora a hora y no preocuparnos de lo que nos pasara en un futuro más o menos próximo.
Todos los años, el día catorce de febrero, me ha gustado como escritor amateur que soy, escribir, sobre San Valentín y el romanticismo. Ese romanticismo que mucha personas consideran caduco. Nada más lejos de la realidad, a qué fémina no le gusta que su pareja le regale un ramo de flores, o le obsequie con cualquier regalo nacido del corazón, entre dos personas, que se quieren y respetan.
Y esta es mi historia de amor, un amor hacia una mujer que para mi representa todo lo que soy y seré. Una fémina, que es mi mejor amiga, mi confidente, la madre de mis hijos, mi amante y sobre todo, mi alma gemela. Somos un equipo con un solo cuerpo y una sola alma, fundida por el amor que nos hemos profesado todos estos años. Y en la actualidad lo único que nos aterroriza, es que está puta enfermedad, no me permita seguir viviendo en este mundo, con mi amada esposa, mis hijos, mi familia y todo lo que como ser humano, tengo tan enraizado dentro de mi propio ser.