Minuto a minuto y para siempre con nuestro amado pueblo
En cinco minutos estaremos inaugurando el nuevo Centro Lúdico Cultural Bovino Provincial. Mi equipo y yo hemos puesto mucha pasión y trabajo y sentido común en este proyecto que ahora se culmina. [Está sentado en el asiento trasero de un lujoso coche, entre una mujer de veintitantos que lleva varias carpetas y papeles y un tipo cuarentón con aspecto aséptico y pulcro que exuda un halo de censor en fase de reciclado profesional. La pantalla del televisor en la que aparecen muestra en su esquina superior derecha un reloj contabilizando la era real. En la esquina superior izquierda aparece el logotipo y título del programa -Minuto a minuto y para siempre con nuestro amado pueblo-. Abajo se desliza una doble marquesina de texto: en la superior aparecen datos técnicos y estadísticas sobre la compleja y apretada agenda del candidato; en la inferior aparecen todo tipo de imaginativos y emotivos mensajes SMS que los espectadores envían al programa.]
Es duro [consulta su Blackberry], pero todo lo hacemos por una sociedad mejor. Sé lo que la gente espera de mí [la mujer le acerca una hoja que él mira sin dejar de hablar], de nosotros [se oyen gritos fuera del coche, que rueda a muy baja velocidad]: espera que estemos ahí para escucharles [localiza un nombre en la agenda de su Blackberry y llama sin dejar de hablar mientras se coloca el aparato en la oreja] y demos respuestas a sus lógicas y justas preguntas y
perdón [alegra el gesto como si acabara de ser padre].
¡Hola, Fernando, compañero, qué alegría! He visto tu llamada. Sí, claro; oye, que ahora estoy a punto de inaugurar un edificio, pero ya te llamo más tarde y hablamos de lo nuestro, que no me olvido, por supuesto, un abrazo, y un beso para Clara, adiós [Cuelga con una celeridad incongruente mientras su sonrisa vuelve a ser la de un vendedor a comisión] porque sabemos que debemos estar cerca de los ciudadanos [el tipo aséptico le comenta algo al oído y él asiente sin dejar de hablar].
Por eso estoy tan contento de que nuestra cadena temática [el tipo aséptico abre la puerta del coche y sale] haya tenido tan buena acogida [a continuación sale el candidato seguido del cámara, como tan efectistamente pueden comprobar los espectadores], y que más de tres millones de ciudadanos puedan seguirme 24 horas al día. ¿No es fantástico?, [dice mirando a los telespectadores, pero en realidad mira al carismático presentador que conduce el programa desde el plató central, y que le contesta con ficticio entusiasmo y voz en off ¡Por supuesto, candidato, el 15% de share es suyo!].
Sentimos que la gente nos quiere [las tribunas braman a su paso], y eso nos da confianza para seguir adelante [se funde en abrazos sucesivos camino del estrado], sin desfallecer [el cámara lo sigue tomándolo de frente hasta las escaleras, y luego se aparta sin dejar de enfocarlo], porque ésta es nuestra fuerza [al situarse frente al atril señala con ambas manos al graderío, que estalla en un ensordecedor rugido mientras cientos de banderolas se agitan frenéticamente]. Pero sobre todo no olvidéis una cosa [se hace el silencio; plano frontal]: haced como yo y tomad un Pasacol® al día [aparece la botellita sobreimpresa en la pantalla a tamaño XXL]. Pasacol® mantiene vuestro colesterol a raya. Pasacol®, el amigo de tus arterias. Yo, sin Pasacol®, no podría ser vuestro candidato.