Miss AV
Con el año nuevo ha llegado a mis manos el último número de la revista AV, ese boletín municipal que lo mismo dedica un monográfico a vender las bondades del centro de ocio de la plaza de toros y el parking (a buenas horas
) que le cede dos paginitas a Enrique Pastor para que nos cuente lo bueno que es el nuevo Júcar-Vinalopó.
Y menos mal que cada número trae consigo algo de polémica, porque el resto de la publicación aburre hasta a las ovejas. Y mucho más si lo comparamos con lo que se hace a lo largo y ancho de las Españas. Vean Lepe, si no. Mucho reírnos y mucho chiste pero ahí están, tirando de Mercedes y adosado gracias a las fresas, fabricando la nieve que haga falta para tener unas Navidades como Dios manda y con sus concejales posando en bolas en una revista local Lepe Urbana, que ahí es nada. Porque hay que ver a su teniente de Alcalde y concejal de Economía, María Dolores Jiménez, del PP, qué bien que ha salido en las fotos, hasta el punto de que no me extrañaría nada que ganase el concurso anual Miss Lepe Urbana y se llevara la pasta del premio, además de haber logrado la unanimidad entre toda la clase política, algo tan difícil en estos tiempos. Compañeros/as de todos los partidos le han felicitado por lo osado de su acción y lo bello de sus fotografías, y el que no se ha atrevido a hacerlo públicamente seguro que lo piensa en privado, que para estas cosas de la carne no hay siglas que valgan.
Y digo yo, amigos de AV, ¿por qué no celebramos el concurso Miss (y Mister) AV? Seguro que así hacíais más interesante la revista y puede que la leyeran más paisanos que hasta ahora, que lo extraño es que la lea alguien. Porque lo cierto es que, desde que he tenido conocimiento de lo de Lepe, no me lo puedo quitar de la cabeza: Esa Vicenta Tortosa al natural, tapada únicamente por el cambio de agujas de las vías, donde los terrenos de Renfe; o esa Celia Lledó, entre las ruinas apocalípticas de la plaza de toros, disimulando su desnudez con un capote o unas banderillas; o Genci, rodeada por el rojo terciopelo del Teatro Chapí y apenas cubierta por unas partituras de Don Ruperto; o Ruth, que si no es porque acaba de ser mamá (¡un beso muy grande a los tres!) nos hubiera brindado un posado precioso, como aquel que hiciera Demi Moore en su día; o Adela, tras un puesto de verduras del mercado; o Rosario, entre los cimientos del tercer instituto
¿Y qué me dicen de Mister AV? Don Antonio Pastor, en plan fauno, correteando entre una magna extensión de pinos piñoneros; o Jesús Santamaría, empapado y con aguas de los acuíferos fluyendo por su torso; o José Ayelo, con su casquito de minero explorador del subsuelo; o Fernando Úbeda, tapado únicamente por un sobre de la Declaración de la Renta; o Pedro Miguel, en plan poli malo, a las puertas del cuartel de la Policía Local; o Paco Montilla, con un toque zen, casi levitando o, bueno, no, a García Ágredas no me lo imagino ni Photoshop mediante.
En fin, que no se diga que uno no se preocupa por AV y a cada número aporta sus humildes sugerencias para hacer más atractiva la revista, en la que, también, por qué no, podrían posar los miembros (no me sean malpensados) del gremio periodístico local, y ya puestos, empezando por el apolíneo señor director de EPDV y sus tersos abdominales, conocidos en el mundo entero. O ampliar el concurso más allá de nuestras fronteras, porque lo cierto es que, aunque se lo tomen a mal mis señoras concejalas, a mí la que de verdad me pone es la presidenta y candidata del PP de Orihuela, Mónica Lorente.