Mods versus rockers
Hablar del “Made in Japan” de Deep Purple nos ha llevado al “Quadrophenia” de The Who
Tener amigos, buenos amigos, que entienden de música con gusto y criterio, lo hemos considerado siempre un lujo. O mejor, una bendición. Ahora bien, hay que estar dispuesto a que cuando uno opina sobre algún disco, banda, grupo, solista o lo que sea relacionado con la música, le contesten. Bien para matizar pareceres, mejor para evitar algún olvido imperdonable. Así ha sido a raíz de nuestro comentario, hace semanas, sobre el Made in Japan de los Deep Purple, doble álbum en directo de 1972. Porque nos han sugerido que para esos años, concretamente para 1973, no debemos olvidar otro doble elepé memorable: Quadrophenia de The Who, éste grabado en estudio.
Trayendo el Made in Japan no pretendíamos ignorar otras obras gloriosas. Nos vino al hilo de los "Made in" de nuestra infancia y por ello de él hablamos. No obstante agradecemos la advertencia porque nos ha obligado a retomar esa obra magistral de la banda británica, producto debido principalmente al ingenio creativo de Pete Townshend, capaz de convertir una historia aparentemente sencilla de drogas y banderías de los años sesenta –mods versus rockers– en un dramático puzzle psicológico.
No en vano, en ámbitos médicos quadrophenia se ha popularizado como un estado avanzado de esquizofrenia para casos de múltiple personalidad. La sugerencia, decíamos, nos ha motivado a volver a escuchar el álbum, disfrutándolo con agrado; también a volver a ver la película dirigida en 1979 por Franc Roddam, experiencia menos grata.
En Quadrophenia encontramos composiciones para todos los gustos. En función del nuestro destacamos la instrumental titulada igual que el álbum, seguida por nuestra canción preferida, la que refleja las incertidumbres del joven mod protagonista, "Cut My Hair", cuyo tema pegadizo ser repite al inicio y al final de "5:15". Pero no defraudará a los más rockeros "The Real Me". O a los amantes del country, por sus ecos de country, la titulada "I'm One". Al cabo una ópera rock sólida con magníficos colofones sinfónicos en "Doctor Jimmy" y "The Rock", precedentes del explosivo punto final de "Love Reign O'er Me" donde Roger Daltrey, cantante del grupo, remata lo adelantado en "I've Had Enough". ¡Daltrey!, voz enérgica cuando precisa ser enérgica y tierna cuando las ternuras. Pero si el cantante borda su cometido en la grabación, no menos los otros miembros. Cada uno en sus maestrías: John Entwistle, bajo, corno y coros. Keith Moon, batería y percusión; también voz en "Bell Boy". Townshend con las guitarras, sintetizadores, piano, voz, coros…
Si como hemos dicho el álbum lo hemos disfrutado con agrado, la película, siendo peliculón, no tanto. Porque siempre nos ha producido angustia su realismo. Por las vivencias de Jimmy, el joven mod protagonista, personaje encarnado por el actor Phil Daniels. Vivencias tristes que son poco aleccionadoras: drogas, frustraciones, desencantos, desorientación… No menos por las escenas violentas de los enfrentamientos en Brighton. Escenas que duelen, aun los bellísimos paisajes y espacios del entorno de la población costera recreados en la cinta.
Enfrentamientos, años sesenta, que no dejan de ser calco de enfrentamientos gregarios de cualquier época. Conflictos fruto de una reafirmación extrema de pertenencia a un algo que enfrentándonos a otro algo nos deshumaniza. Acaso al final, donde el abismo y la posibilidad de volver a empezar, de renacer, respiramos. Porque cabe la esperanza de ser otro, de cambiar.
Quadrophenia, banda sonora que armoniza la película de nuestras vidas, como otras melodías que necesariamente traeremos al hilo de lo escrito hoy. Esto, antes de que otro buen amigo nos advierta de intolerables olvidos. Porque unas sintonías nos llevan a otras, como cerezas en cesta. Y ahora nos suenan y resuenan muchas.