Abandonad toda esperanza

Monigote

Abandonad toda esperanza, salmo 197º
Hace unos años, en la presentación en la Semana de Cine de Villena de su debut como director con Sagitario, tuve el placer de conocer a Vicente Molina Foix, al que ya seguía como poeta de la generación de los Novísimos y admiraba como crítico cinematográfico (no se pierdan El cine estilográfico y El novio del cine). Recuerdo que pasamos una agradable velada conversando principalmente de Stanley Kubrick, para cuyas últimas películas Vicente había sido el traductor de los diálogos en las versiones españolas y al que pudo visitar en su casa de Londres.

Después no he seguido la carrera como novelista del ilicitano, aunque sí he conocido mejor su poesía y he releído sus libros de cine a saltos y de vez en cuando. Pero nada podía hacer esperar lo que he leído de él hace unos días, que me hace sospechar que se está haciendo mayor, y menos aún lo que he leído sobre él y en cuánta abundancia.

Les pongo en antecedentes: el 18 de septiembre, en la revista Tiempo, Molina Foix publica una columna titulada "Dibujos animados", uno de los ataques más furibundos que un servidor recuerda contra el cómic. En dicho texto, sin desperdicio de principio a fin y que les recomiendo busquen en Internet para regocijo del alma, se permite calificar de "disparatada" la instauración del Premio Nacional de Cómic -ese que de momento han ganado Max y Paco Roca-, pues "enaltece al dibujante de monigotes con la misma dignidad (y el mismo dinero) que otorga al mejor novelista, poeta o ensayista del año". De paso, y antes de terminar diciendo que la historieta es un arte "no sé si para menores, pero desde luego muy menor", se permite afirmar que "coleccionar sellos revela más sensibilidad que coleccionar tiras cómicas", y considera que equiparar Mortadelo y Filemón o el manga con Thomas Mann o Luis Buñuel es una perversión. Me permito apuntar que el único que comete dicha perversión aquí es el propio Molina Foix...

Las respuestas, de lo más airadas, no se hicieron esperar: las webs especializadas se hacen eco de la noticia, los foros se llenan de insultos hacia el escritor -algunos, todo hay que decirlo, absolutamente fuera de lugar-, y hasta en Facebook se crea un grupo llamado "Vicente Molina Foix deja en paz a los tebeos", que en el momento de escribir estas líneas cuenta ya con 1.126 miembros. A alguno poco le faltó para emular a Manuel García Viñó en aquel mítico programa de Sánchez Dragó donde le propinó una bofetada al Novísimo. Pero para el que esto suscribe la respuesta más lúcida la da el guionista de cómics (y Catedrático de Literatura Francesa en la Universidad del País Vasco, por cierto) Antonio Altarriba, en una carta abierta que sitúa al arte secuencial en el lugar que le corresponde de una tradición pictórica que ya no necesita que la defienda nadie porque puede defenderse sola.

Precisamente Altarriba es el guionista de El arte de volar, una novela gráfica ilustrada por Kim en la que se cuenta la historia del padre del primero, Antonio Altarriba Lope, que se suicidó en 2001 lanzándose desde una ventana de la residencia donde vivía después de haber padecido noventa años de penurias y frustraciones. Les confieso que creo que este tebeo conmovedor, doloroso, absolutamente magistral, va a ganar la tercera edición de ese premio que a Molina Foix tanto parece molestarle, a pesar de que, como señala Altarriba en su carta abierta, a él no le priva de nada y a los que trabajan en el medio les ayuda mucho.

El arte de volar está editado por Edicions de Ponent.

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