Monumento al Oso y el Madroño. Madrid 1967
Este año 2017 se cumplen los cincuenta años de su inauguración. Estamos ante una de sus obras grandes, tanto por la importancia de la misma como por su trascendencia. Tanto por lo que representa como por su importantísimo emplazamiento. Se acertó al colocarlo en el lugar más históricamente relevante: en la Plaza Corazón de Madrid, la mundialmente conocida Puerta del Sol.
Pero nadie podía explicarlo mejor que el mismo autor y esto es posible porque hemos encontrado en su archivo la interviú que le hizo Radio Nacional de España, en su sección Última hora de actualidad; documento precioso porque está fechado con su propia mano: el 19 de noviembre de 1966. Dice: Sobre el Monumento del Oso y el Madroño en Madrid, realizado por el escultor Navarro Santafé, al que le formulamos estas preguntas:
¿Cómo fue la idea de hacer un monumento del Escudo de Madrid? En un principio se trató de modelar unos grupitos del Oso y el Madroño a escala reducida para obsequiar a los visitantes ilustres que llegasen a Madrid. De ahí se pasó a la idea de elevar un monumento a tamaño grande.
¿Cómo ha sido estudiado y concebido? Dentro de las condiciones del lugar, que en un principio se le destinaba: la Puerta del Sol. Para no romper la armonía y el equilibrio de masas, pensé en unas dimensiones y en un conjunto arquitectónico y escultórico, de forma que armonizase con las dos fuentes barrocas que en ella existen.
¿Quiere usted describirnos el monumento? El escudo madrileño no es un secreto. Todo el mundo sabe que se trata de un oso apoyando sus patas delanteras sobre un madroño y comiendo su fruto. Este grupo que mide 2,40 m. de alto por 1,60 de ancho, se está fundiendo en bronce y va sobre un pedestal de 2,32 m. de alto, siendo su altura total 4,72 m. En su cara posterior lleva los símbolos heráldicos de las siete estrellas que completan el escudo madrileño. En su cara delantera se leerá, en latín, esta inscripción: AD MAIOREM MATRITI GLORIAM. Su peso será de 500 kilos. Estará situado sobre un pedestal hecho de piedra caliza, de piedra arenisca de Novelda.
¿Qué modelo ha utilizado? Se trata de un soberbio ejemplar de oso, capturado en los Picos de Europa, y que ahora vive en el zoológico del Retiro en compañía de la Chata, que así se llama su compañera osa. Se trata de un oso gigantesco, anatómicamente bien constituido y con una cabeza grande y simpática.
¿Escultura difícil? Toda escultura que tenga como protagonista a un animal es difícil, porque al bicho, sea el que sea, no se le puede decir: Alce la cabeza o baje o suba la pata, o el ala Por eso es difícil. El oso además de difícil es ingrato porque es animalia de forma pesada, y el escultor tiene que adivinar su anatomía a través de su imponente abrigo de pieles. De todos modos, como todo lo hecho por Dios y para la Naturaleza, es hermoso.
¿Puede darnos su opinión sobre su lugar de emplazamiento? Creo que el lugar ideal de su emplazamiento, si así lo estiman los técnicos, sería la Puerta del Sol, corazón de Madrid. Al señor Alcalde y al Sr. Delegado de Cultura también les gusta ese lugar. Me dijeron que podía ser peligroso porque debajo de la Plaza hay galerías del metro. El Oso y el Madroño, con su pedestal, pesa seis toneladas y media. Quedamos, pues, esperando el informe técnico de los ingenieros del metro y, si fuera favorable, Madrid tendrá, en el lugar más histórico, el monumento a su escudo heráldico.
La inauguración
La inauguración se retrasó desde el 24 de diciembre, primeramente señalada, al martes 10 de enero de 1967. El día anterior había caído sobre Madrid la primera nevada de aquel riguroso invierno, extremadamente intensa. Pero el día 10, aun con intenso frío, a la una del mediodía, el Alcalde de Madrid, Carlos Arias Navarro, procedió a descubrir el monumento, retirando solemnemente la gran bandera nacional que lo cubría. Este estaba adornado y orlado de la Guardia Municipal en traje de gala. Acompañaban al señor Alcalde todas las representaciones municipales y numerosos relevantes invitados.
El escultor agradece la colocación del monumento en la Puerta del Sol
Cuando a un escultor se le presenta la ocasión de ver una de sus obras colocada en este plinto de gloria que es la Puerta del Sol, ni puede ni debe decir nada. La obra habla por mí, y si el calor de la emoción fundiera el bronce, el Oso de Madrid y el florecido madroño, chorrearían las lágrimas que a mí me chorrean ahora del corazón. En la Puerta del Sol, el Oso y el Madroño, con las huellas de los dedos de este humilde hombre que soy yo. Creo que, en este momento, cualquier gran madrileño se cambiaría por el madrileño mínimo que va en mí.
He trabajado en esta obra con todo entusiasmo de un hombre nacido en esta matriz hispánica que es Madrid. Y conste que de Madrid no soy. ¿Pero era de Madrid D. Ruperto Chapí, que hizo cantar a todos los timbres de pasión madrileña a Mari Pepa y Felipe? No lo era, y sí lo era. Como yo.
Mi labor está plenamente compensada con que mi obra esté aquí. Y que esté tutelada por el Ayuntamiento madrileño, amada por su Alcalde; glosada por sus cronistas, sorprendida por sus niños, volada por sus palomas y golondrinas; acompasada por la bola de Gobernación.
Yo doy gracias a todos: Autoridades, Artistas, Prensa, Radio, Televisión; amigos que me rodean; nieve próxima que estaba si caía o no caía y que al fin cayó para dar gualdrapa de blancura al Oso de Madrid.
¡Dios quiera, y haga, que la fierecilla y el arbolejo sean siempre ornato y orgullo de Madrid! ¡Dios quiera que el caballo de Pietro Tacca le mire con buen ojo y le dedique un celeste relincho! ¡Dios quiera que mi obra, Madroño y Oso, sean el pálpito de Madrid hecho bronce, en esta Puerta del Sol donde Don Francisco de Goya puso la sangre de la madrileñería, y donde mi corazón es hoy el primer madroño que sangra, rojo entre la nieve, su zumo de gratitud por mi Madrid!
Antonio Navarro Santafé.
Madrid, 10 de enero de 1967
Siempre que visito Madrid, me conmueve tanto apreciar esta escultura.