More Moore (y 2)
Abandonad toda esperanza, salmo 420º
Es de caballeros -extraordinarios o no- cumplir lo prometido, y como les dije la semana pasada hoy toca volver a hablar de Alan Moore. Autor que marca un antes y un después en la historia del cómic, la última joya suya publicada en nuestro país no es sino un ensayo: cuando se anunció que por fin se editaba Ángeles fósiles en castellano, la noticia corrió como la pólvora por blogs y redes sociales; no en vano su autor cuenta con una fiel legión de fanáticos seguidores que ríete tú de Justin Bieber... o Aleister Crowley, miembro destacado de la Orden del Amanecer Dorado, hechicero satanista y uno de los principales protagonistas de este recorrido por la historia del ocultismo y los vínculos entre la Magia y el Arte con mayúsculas. Un viaje de la mano de un autor que, justo en el día en que cumplía los cuarenta años -ahora mismo tiene sesenta-, confesó a sus amigos que iba a convertirse en mago. A esta idea responden algunas de las reflexiones recogidas en el presente libro, cuya principal aportación es algo que ya sugería en su indispensable Promethea: que el arte, en cualquiera de sus manifestaciones, es en sí misma un acto mágico. Desde luego, Ángeles fósiles no es un libro fácil, pero merece sobradamente el esfuerzo; más aún si tenemos en cuenta el espléndido trabajo de La Felguera Editores, que nos lo ofrece bellamente traducido, maquetado e ilustrado, y con un prólogo de Servando Rocha a la altura del texto de Moore. Lo que no es decir poco.
Si se atreven con Ángeles fósiles, es probable que luego les entren ganas de probar con algunas de sus obras más aplaudidas, así que ahí van dos recomendaciones más: saludado como uno de los mejores cómics de Batman jamás publicados -aunque yo prefiero la versión del, en comparación con Moore, inferior Frank Miller-, de lo que no cabe duda es de que La broma asesina es la mejor aproximación que se ha hecho a su peor enemigo: el Joker. Dibujada por un prodigioso Brian Bolland que ha retocado levemente su trabajo de hace cinco lustros, Moore se atreve aquí a contar el que podría ser el origen de este temible personaje. Una joya de extensión concisa -algo inhabitual en el británico- que se lee hoy como si se hubiera publicado por vez primera ayer.
Superior incluso al título anterior me parece el primer trabajo del inglés para el mercado estadounidense: en La Cosa del Pantano Moore tomó las riendas de un proyecto que no era suyo y no solo redefinió el género del terror, sino que amplió las posibilidades del comic book mensual y violentó los límites del género superheroico. Tanto es así que la existencia del sello Vertigo hoy se debe en buena parte a él, y sin él muy probablemente no existirían, porque nadie les habría dado la oportunidad de demostrar su talento, clásicos contemporáneos como Sandman de Neil Gaiman o Animal Man de Grant Morrison. Eso sí: hay que romper una lanza por el trabajo de Stephen Bissette y John Totleben, dibujantes muchas veces ninguneados y ocultados por el fulgor que desprende el guionista, y que aquí realizan un trabajo verdaderamente memorable.
Finalmente, si tienen curiosidad por leer algunos versos de Moore, échenle un vistazo a la antología de cómics, relatos y poemas Its Dark in London, donde también colaboran Gaiman, Dave McKean y otros, y que edita el dibujante Óscar Zárate, que ya colaboró con el propio Moore en Un pequeño asesinato: una de esas obras consideradas menores pero que, sin duda, son mayores que la mayoría de lo que uno puede encontrarse en los anaqueles de cualquier librería especializada. Porque Moore es mucho Moore.
Ángeles fósiles, Batman: La broma asesina / La Cosa del Pantano e It´s Dark in London están editados por La Felguera, ECC y Norma respectivamente.