Cartas al Director

Morir antes de nacer

Nuestros hijos e hijas fallecidos tienen nombre y apellidos, tienen derecho a ser recordados y a ser reconocidos

Cada año, el 15 de octubre se conmemora el Día Mundial de concienciación sobre la Muerte Gestacional, Perinatal y Neonatal dando visibilidad a este tipo de duelo que muchas familias viven en silencio. Hasta hace apenas año y medio no sabíamos de este duelo, pero, por desgracia, el 30 de marzo de 2023 nos tocó vivirlo.

A las 39 semanas de gestación, a Jimena se le paró el corazón y a nosotros se nos paró el mundo. Solamente tres palabras, “NO HAY LATIDO”, hacen que tu vida tenga un antes y un después. Tres palabras que retumban dentro de ti de por vida. Tres palabras que hacen que “tu mundo” se detenga mientras el mundo sigue como si nada. Tres palabras que son solo el principio del largo camino que queda por recorrer porque -tu bebé tiene que nacer- tienes que parir, tienes que salir del hospital con las manos vacías, con un presente roto y con un futuro nada esperanzador.

La muerte de un hijo es una de las experiencias más dolorosas que una familia puede atravesar, por eso, hoy, 15 de octubre, es el momento de parar, de escuchar y de reconocer:

La importancia de que en los hospitales existan protocolos de actuación ante esta situación. Que los profesionales estén formados y sepan qué hacer y decir en cada momento, porque, aunque tú estés en shock, recuerdas cada palabra que te dicen, cómo te tratan y cómo se dirigen a tu hijo o tu hija, que, aunque ya no tenga vida, ES, EXISTE Y ESTÁ. No se trata solo de atención médica, sino de dar un apoyo cercano y humano que reconozca el dolor que se está viviendo. Las familias que nos enfrentamos a esta situación no solo necesitamos consuelo, necesitamos que nuestro dolor sea validado, que se nos dé espacio para sentir, para llorar, para tomar decisiones difíciles. Por suerte, en nuestro caso, estaremos eternamente agradecidos por el trato recibido a cada uno/a de las/os profesionales que nos hemos encontrado por el camino desde ese día 30 de marzo. Gracias en especial a Elena, nuestra matrona especializada en duelo, que nos ha acompañado desde el minuto cero y lo sigue haciendo hasta día de hoy.

Todos entendemos que la muerte es parte de la vida, pero aun así es un tema que en ocasiones se intenta evitar porque parece que hablar de ello genera incomodidad. Esto se nota aún más cuando la muerte ocurre antes o poco después de nacer porque ese duelo suele quedar en lo personal, como si fuera un dolor invisible. La sociedad, en su urgencia por avanzar, a menudo no sabe cómo lidiar con este tipo de duelo y tiende a decir frases desafortunadas como "puedes tener otro", “no tenía que ser”, “tienes que animarte”, “mejor ahora que no después”… como si la magnitud de la pérdida dependiera del tiempo que un bebé pasa en este mundo.

Cada familia transita un duelo único que debe ser respetado. Cada persona lo vive de forma diferente, y eso no es ni bueno ni malo. Cada uno tenemos nuestro ritmo y nuestra forma de gestionarlo.

El duelo perinatal no es solo perder a un hijo o a una hija. También es un duelo por un futuro que no será. Se llora por las primeras palabras que no se escucharán, por las noches de insomnio que nunca se vivirán. Se llora por las pequeñas cosas cotidianas que no llegarán: el primer cumpleaños, el primer diente, los primeros pasos, las risas y los juegos. Y ese dolor queda atrapado en un silencio que pocas veces encuentra eco en los demás.

En este duelo, los padres o parejas no gestantes, a menudo, son los grandes olvidados. Mientras que el foco de atención suele centrarse en nosotras, el dolor de los padres queda muchas veces en un segundo plano asumiendo el rol de “pilar” o “soporte” familiar y sin derecho a un permiso de paternidad o baja laboral, como si a ellos no se les hubiese muerto también un hijo y no necesitasen tiempo para procesar su pérdida.

Nuestros hijos e hijas fallecidos tienen nombre y apellidos, tienen derecho a ser recordados y a ser reconocidos. Gracias a todas las asociaciones que luchan porque no queden en el olvido.

Jimena nació en silencio y, aunque fue muy difícil darle el primer beso y el último, tenerla en nuestros brazos ha sido lo más bonito que nos ha pasado y así lo recordamos.

Hoy, Villena se suma a la visibilización de este tipo de duelo. Gracias a la asociación Ermita San José del Rabal por iluminar la torre de Santa María. Un gesto que para algunos no significará nada y para otros es un mundo.

Hoy, abrazamos muy fuerte a todas las familias que están pasando por lo mismo.

Por: M y D, papás de Jimena Navarro Estevan.

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Un comentario

  1. Desconocía que hubiera un día de este tipo, que también he experimentado.
    Agradecer tan clara explicación de vivencia a diferentes individuos y como claro ha quedado sin igualdad de derechos.
    Gracias por compartirlo.

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