Opinión

Moros y Cristianos de Villena 2019: impresiones de unos visitantes de Liverpool

Hubiera sido una experiencia increíble sólo ver las fiestas, pero verlas en compañía de amigos villenenses fue mucho mejor

En septiembre de este año mi mujer y yo tuvimos la suerte de pasar las fiestas de Moros y Cristianos de Villena con unos amigos villenenses. Desde el balcón del piso muy céntrico de Rafa y Concha pudimos ver todos los desfiles muy de cerca. Además, Concha, Rafa, Mavi y Mateo nos acompañaron a los actos principales, explicándonos todo, y también nos invitaron a varios almuerzos y verbenas.

Hubiera sido una experiencia increíble sólo ver las fiestas, pero verlas en compañía de amigos villenenses fue mucho mejor. Pudimos darnos una idea mucho más clara del significado de los actos y acontecimientos. Hasta pudimos participar en uno de los desfiles más informales.

Hay tantas cosas que nos llamaron la atención que sería difícil enumerarlas todas, pero vamos a intentarlo.

Primero los trajes. Verdaderamente son obras de arte y demuestran la imaginación, el ingenio y la creatividad de sus creadores. Nuestros amigos nos dijeron la cantidad de dinero que se gasta en ellos y nos quedamos atónitos. La confección de estos trajes es toda una industria. Una cosa que no sabíamos antes de esta visita era que no todos van vestidos de moros o de cristianos. Hubo muchísima más variedad: estudiantes, andaluces, ballesteros, piratas y muchos más. A veces no nos era muy fácil entender lo que tenían que ver con moros y cristianos y las explicaciones que nos dieron, como el papel de los piratas en las costas de África, nos parecieron un poco anacrónicas. Otra explicación, o sea, que no tenían mucho que ver sino que sólo eran un pretexto para ataviarse y pasarlo bien, nos convenció más. Una de las ventajas de presenciar los desfiles con amigos fue que nos pudieron explicar los simbolismos, como por ejemplo el significado de las cucharas que llevaban los estudiantes. Sencillamente, tenían hambre.

Otra cosa que nos sorprendió fue el nivel de animación y de participación de los villenenses. Nos dijeron que participaron directamente en los desfiles y actos unas 14.000 personas entre festeros y músicos. Por lo menos la misma cantidad de gente debe haber participado asistiendo a las celebraciones. Dado que según nos dijeron Villena tiene una población de unos 34.000 habitantes, ¡esto representa la casi totalidad de la población!

Y no hay que olvidar la contribución de los músicos. Hubo casi tantos músicos como asistentes. Además de la banda municipal de Villena, que nos pareció fantástica, nos asombró el hecho de que cada ciudad y pueblo de los alrededores parecía haber mandado a su banda. ¡Y cómo han trabajado! Debe ser muy cansado tocar un instrumento, en muchos casos muy pesado, ¡y desfilar al mismo tiempo! Y también hubo mucha variedad de música, desde los pasodobles hasta las marchas moras y cristianas.

Otro aspecto de las fiestas que nos llamó la atención, ¡y en ocasiones nos despertó!, fue el ruido. Cuando llegamos al castillo para ver la embajada de los moros, una chica quiso vendernos tapones para los oídos. No compramos. ¡Qué error! No sabíamos que después de la embajada llegaba la guerrilla los ‘combatientes’ dispararían con tanto entusiasmo y con tanto estruendo sus arcabuces. Tuvimos que improvisar y taparnos los oídos con los dedos para no quedarnos sordos. Y cuando terminaron los arcabuceros, los chicos, envidiosos, empezaron a tirar petardos. Y por si esto fuera poco, una mañana a eso de las 7.30, creo que fue el día de la ofrenda, después de una noche de juerga, nos despertó un desfile que tocaban tan fuerte que tuvimos que escondernos debajo del edredón.

Un aspecto de las fiestas especialmente interesante para los extranjeros es su valor educativo. En unos días se recrean, superficialmente claro, varios siglos de historia de España y dan una idea muy general de la España de la Edad Media. Nadie va a salir de las fiestas con una licenciatura de Historia, claro, pero alguna idea le dan. Y las embajadas son verdaderas obras de teatro. No fue fácil para nosotros entender el castellano antiguo pero entendimos lo suficiente como para entender lo que pasaba y apreciar el drama.

Y por último, pero no por eso menos importante, hay que hablar de la comida. Nuestros amigos nos invitaron a varios almuerzos o cenas de sus comparsas y también nos invitó otro amigo, Joaquín (Cuchillo), a un aperitivo ofrecido por su comparsa, la de los estudiantes. Empezamos las fiestas en la cena de los Moros Nuevos y las terminamos en el almuerzo de los Moros Viejos. Siempre había muchísima gente y  nos parecía increíble que se pudiera servir tanta comida tan buena a tanta gente en tan poco tiempo. Fue realmente un triunfo de logística.

Desgraciadamente terminaron las fiestas y tuvimos que volver a Liverpool. Después de estas vacaciones necesitamos otra semana de descanso para reponernos. Pero esperamos volver.

¡Día 4 que fuera!

 

Neil Hannah y Liz Kelly, Liverpool, 16 de septiembre de 2019

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