Cultura

Mostra de Teatre

He puesto empeño en conseguir uno de los trípticos de la Mostra de Teatre de Alcoi. Al fin, como ocurre cuando uno insiste y encuentra a quien le hace caso, Lirios me trajo el programa por medio de un amigo que se lo había pasado a otro amigo. Demasiado tránsito, pensarán, para conseguir unos datos que se encuentran en la Internet.
No diré que no, pero tampoco les daré la razón si me acusan de caprichoso. Basta este pequeño diario de viaje del papelito para sospechar del interés divulgativo del responsable de la Fira d’Arts Escèniques. Feria que cumple su décima novena edición, que ha sido (¿y es?) escaparate del Circuito Valenciano de Teatro y que respaldan entre otros Teatres de la Generalitat e INAEM.

Ahora, sentado frente a la pantalla, tríptico abierto sobre la mesa, cigarrillo humeante en el cenicero y vaso colmado de fría cerveza, encuentro justificación suficiente al proceso inmerso en la escenografía. Tras dos vueltas al folleto sufro una triste impresión. Suman diecinueve los espectáculos programados durante cuatro días en los seis espacios concertados. No se trata de que sean muchos o pocos, se trata de pensar que 19 son las propuestas presentadas en el “mayor mercado valenciano de teatro”, “mercado” al que acuden, o donde toman referencia, las más de sesenta salas del Circuit. Descubro que, si afortunadamente nuestras grandes compañías continúan en la brecha, es escasa la selección de nuevas compañías (jóvenes, emergentes, innovadoras o revisionistas); diría que falta apostar por sangre nueva sin acusar de antiguas u obsoletas a las empresas presentes ni sus propuestas, sino recordando que existen cientos –cientos– de compañías en nuestra comunidad que encuentran un techo insalvable al buscar sumarse a la representación escénica valenciana.

Otra sorpresa para quienes tengan en el recuerdo la mítica Mostra “de aquellos años” es la ausencia de actividades fuera del círculo “oficial”, la desaparición de espacios privados con espectáculos cuyo formato o estilo no resultan apropiados para las salas al uso. Resumiendo, si se trata de apostar, yo (mal)diría que la Mostra se muere y que su agonía no es otra, porque es compartida, que la que sufre el anciano proyecto del Circuito Valenciano. Si las pantallas verdes son Lcd’s planos, si llegamos de los ratones a los sensores de movimiento, si de la carta al mail, si de la basura global al reciclado selectivo, si de la carta de ajuste a los llama y gana… el Circuit de las artes escénicas todavía busca su sitio entre el tute, el trinquet, la misa del domingo por la tarde o los toros. Ante esto, antes que callar yo preferiría morir matando. No podemos evitar la velocidad de los tiempos, pero en el caso del arte es de tontos no apostar seguro, apostar siempre por el arte. “Muera el Circuit, viva el Circuit”.

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