Motivación e indignación
La motivación está en la base de lo que hacemos para acercar logros. Es un buen motor, nos hace superarnos. La indignación es el necesario sentimiento contra la injusticia y el abuso. Ambas se combinan hoy al aceptar ser candidato a la alcaldía de Villena.
Nunca pensé que el miedo iba a instaurarse en nuestro ayuntamiento. Ni que una mayoría absoluta fuera a gestionarse como una aplastante losa en vez de como una hermosa posibilidad. Tampoco imaginé que se hiciera gala del despilfarro, la ostentación y la intolerancia como reclamo para aparentar una adecuada acción política. No lo entiendo. No lo acepto. Mi motivación es otra. Provengo de otra escuela. La del esfuerzo solidario, la de la superación colectiva, la de la escucha a las víctimas, la del asombro por la naturaleza, la del aprecio por lo pequeño
Por ello he dicho sí a encabezar la lista de Los Verdes al Ayuntamiento de Villena. No porque sea mi obsesión ser alcalde, lo que espero alcanzar el próximo domingo, sino porque creo que nuestra ciudad precisa de sensatez y prudencia, de reflexión global, de actuaciones consensuadas, de atención a todos los grupos, de generar empleo sin dañar a la naturaleza.
Soy médico de profesión. He dedicado mi capacidad personal a mitigar el dolor en medio de una selva expoliada y una pobreza que mata. Hoy dedico mi profesión a tratar de mejorar la vida de quienes hipotecaron su libertad por la droga. De ahí surge mi convicción de que un pensamiento político centrado en la vida ayuda a resolver los problemas de Villena.
Estoy indignado. Esta palabra que representa el malestar personal y colectivo, encierra también una disposición a transformar aquello que molesta. En estos días la expresión ha tomado protagonismo a partir del libro de Stéphane Hessel, quien hace un llamamiento al compromiso social y político en nombre del sentimiento suscitado por las injusticias. Sigámoslo.
Mi aspiración a la alcaldía por Los Verdes tiene su base en la indignación y en la motivación. Una indignación por el dolor que parece lejano y por el próximo. La indignación sube de tono cuando se ve más de cerca la manera en que Villena ha sufrido el gobierno del Partido Popular. Más cuando el final de legislatura se presenta como el clímax de todos los logros, como la respuesta a todas las necesidades de la ciudadanía Y de repente surge la pregunta inocente: ¿ha mejorado en algo la vida de la gente de Villena?, ¿ha mejorado la situación de las más de 4.500 personas desempleadas? ¿ha mejorado el tráfico en la ciudad? ¿y la tolerancia, la participación, la democracia? ¿mejoran los servicios públicos, el pago a proveedores, las ayudas a las personas necesitadas? Evidentemente no. Pero no sólo eso, crece el descontento entre el personal municipal, entre las empresas locales, entre las asociaciones, la preocupación e incluso el miedo. ¿Cuánto costará salir de este descontento, del temor, del descrédito democrático?
Desde Los Verdes hemos descrito esta situación como de ladrillos sin alma. Se construye sí, pero sin horizonte. Se gasta sí, pero sin control. Se decide sí, pero sin diálogo, con imposición y abriendo grietas a la convivencia en la localidad. De ello se vanagloria el PP con Celia Lledó a la cabeza. De ello puede que también miles de personas sientan orgullo y satisfacción renunciando a una capacidad reflexiva a la que como personas no deberíamos renunciar. Pero muchas más saben que es precisa una apuesta distinta, integradora, que apueste por la vida y vida en abundancia. Es la opción que representa Los Verdes y que me hace ser candidato a la alcaldía.
Fco. Javier Esquembre Menor
Candidato a la Alcaldía por Los Verdes de Europa