Motivo de reflexión
Durante siglos ser mujer ha sido sinónimo de opresión, humillación, sufrimiento, desigualdad y estar siempre bajo los parámetros culturales de los hombres
Inicio este escrito recogiendo una frase del luthier humorista recientemente fallecido Marcos Mundstock: “la vida hay que vivirla porque es para lo único que sirve”. Estoy totalmente de acuerdo con él, enfatizando que hay que vivirla conscientemente, esto es, en pleno uso de las capacidades racional y emocional que tiene todo ser humano.
Estas capacidades son las herramientas utilizadas para cuestionar todo, comenzando por el legado recibido de quienes han estado antes en este planeta; reflexionar sobre el pasado es preparar el presente y el futuro; es, en suma, vivir la vida que decía Mundstock. Lo contrario significa seguir inercias y, por consiguiente, asumir pautas de comportamiento individuales y sociales impuestas. En esta tesitura, nos levantaremos por la mañana, iremos a trabajar, comeremos y descansaremos sin importar qué día es hoy. Y sí importa.
Alcanzar la mayoría de edad es comenzar a tener criterios en la vida; a decidir si nos gusta el fútbol o no y por qué; a sacarse el carnet de conducir y discernir claramente quién conducirá el coche, yo o el mismo coche; a conocer que hay distintas maneras de relacionarse con las demás personas comprando, trabajando, comiendo o paseando y elegir la que más nos satisfaga, la que nos haga más feliz. Definitivamente la mayoría de edad nos obliga a decidir qué hacer y cómo hacer; nos obliga a ser libres y actuar como tales.
Por eso, hace ya mucho tiempo que mujeres –sobre todo– y hombres –los menos–, en este proceso de reflexión, de vivir la vida, consideraron que durante siglos ser mujer ha sido sinónimo de opresión, humillación, sufrimiento, desigualdad y estar siempre bajo los parámetros culturales de los hombres.
Como seres libres que son, han decidido cambiar la situación y gritar bien alto que ya basta; gritar bien alto que esta sociedad está mal organizada y mucho peor gestionada, y proponen una alternativa que tiene la Igualdad como pilar básico para la convivencia humana - en la que nadie se considere superior a nadie- y el respeto mutuo entre sus miembros.
Esta alternativa tiene un nombre: Feminismo.
P.D. Sirva este escrito como ejemplo práctico del concepto “vivir la vida”. Dedíquele unos breves minutos para su lectura y posterior reflexión.
Por: Fernando Ríos Soler
Estoy totalmente de acuerdo con el escrito de Fernando Ríos Soler salvo en una cuestión que, a mi parecer, lo deja incompleto. Cuando dice «esta alternativa tiene un nombre: Feminismo», debería añadir que el feminismo auténtico no se corresponde para nada con el «feminismo» que hoy día, desgraciadamente, nos quieren inculcar, por diversos motivos, desde algunos. sectores. ¿Y para qué seguir? A buen entendedor pocas palabras bastan. Yo, de toda la vida de Dios, me he considerado, y con mucho orgullo, un feminista, pero de los de verdad, no de la basura que ahora nos quieren muchos (y muchas) inculcar.
Este señor tiene un talento innato para escribir palabras y no decir absolutamente nada. Me quito el sombrero, la verdad
Según el autor A lleva a B, B lleva a C, C lleva a D. Sea correlación o bien apofenia, puesto que ser mujer ha sido sinónimo de opresión, humillación, sufrimiento, desigualdad y de estar siempre bajo los parámetros culturales de los hombres por consiguiente han decidido cambiar la situación y gritar bien alto que ya basta y proponen una alternativa que tiene la Igualdad como pilar básico para la convivencia. De acuerdo.
Sostiene el autor que la alternativa es el Feminismo. No motiva por qué la única alternativa es el Feminismo. Podría ser el Humanismo, el artículo 14 de la Constitución, etc., etc. Tampoco define qué es el Feminismo. Porque hay diferencias si hablamos del Feminismo Liberal o el Feminismo Radical, o el Feminismo Marxista o el Feminismo de la Igualdad o el Feminismo de la Diferencia u otros tipos. Con ambages, sin matices, la solución es el Feminismo, y punto.
Permítame la correlación o la apofenia: El 25 de noviembre se celebró el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Mientras esto sucedía, ese día una vecina de la ciudad recibió una brutal paliza por unos menores. Es una cuestión de igualdad que este tipo de violencia también se considerase como violencia contra una mujer. No solo es violencia cuando media una situación de violencia y acoso afectivo-sexual, porque de lo contrario deformaremos los conceptos. Todas las violencias son violencias.
Gerardo ¿no serás de apellido Diego?
Porque Fernando, según tú no dice nada,, pero ya te digo yo que tú con tus palabras lo dices todo.
Y Sancho, que a estas alturas no sepas lo que significa feminismo es muy grave, sobre todo con lo que has publicado,, estás muy confuso, realmente lo que dices es un laberinto que no llega a ninguna parte.
Feminismo es igualdad, señoras y señores,, no le den más vueltas.
Claro que sí, Fernando. Y ya está