Apaga y vámonos

Muérase usted mañana

Gracias a las políticas de austeridad imperantes, que traducidas al lenguaje corriente vienen a ser los recortes puros y duros en los servicios más elementales, impuestos por quienes han dilapidado y robado el dinero de todos, asistimos en España a una serie de sucesos que a buen seguro sacarían lo mejor de la pluma de Mariano José de Larra, aunque acabarían conduciéndole de nuevo al suicidio, hastiado una vez más de la triste realidad de la sociedad y la política españolas.
Pongamos por caso que tiene usted o alguno de sus familiares un achuchón de salud un sábado por la tarde o un domingo. Preocupado, se dirige corriendo al Centro Sanitario Integrado de Villena, donde sus profesionales del servicio de Urgencias le atienden debidamente, comprueban que está todo en su sitio, le tranquilizan y le mandan de vuelta para casa. Eso sí, previo paso por la farmacia, donde deberá agenciarse todos los medicamentos que le acaban de recetar.

Siendo sábado tarde, solo cabe una opción en Villena: la farmacia de guardia (que con 35.000 habitantes ya podían ser dos, y ahora con más motivo que nunca visto el panorama que a continuación les relato). Total, que te diriges a la farmacia, donde amablemente te explican que tenemos un problema, porque como ahora resulta que nos traen los fármacos con cuentagotas (a ver qué laboratorio es el listo que sigue fiando a la arruinada Generalitat Valenciana y los chorizos del PP autonómico) va a ser que tenía un par de cajas por ahí pero ya no me quedan.

– Sí, bueno, vale –le respondes al farmacéutico o el ayudante–. Pero es que resulta que no hay más farmacias abiertas, y los señores médicos de Urgencias me han dicho que el enfermo empiece a tomarse lo que le han recetado en cero coma.
– Pues con suerte no lo tendremos hasta mañana –te responde imperturbable el colegiado.
– ¿Con suerte? –exclamas ya algo nervioso–. ¿Quiere decir que tampoco va a estar mañana la medicación que necesito?
– Vamos a pedirla –te explican–, pero tampoco podemos garantizar que llegue en el servicio de reparto. Es sábado y ya es tarde, y a lo mejor ya están cerrados los envíos para mañana…
– ¿Entonces…?
– Váyase a la farmacia de Biar, que allí igual tienen.

Total, que o te haces el ánimo de subir a Biar a buscar la dichosa farmacia (no tengo ni idea de por dónde para) o te vuelves para Urgencias a que te receten algo similar tras respetar la pertinente cola, cruzando los dedos para que sí queden existencias de ese algo en la única farmacia abierta a este lado del Vinalopó.

Y en esas andamos, percibiendo en base a pequeños detalles en qué se está convirtiendo el otrora mundialmente admirado Sistema Nacional de Salud de España, que al igual que el resto del sistema, se está viniendo abajo poco a poco por culpa de unos impresentables a los que habría que recetar, cuanto antes mejor, jarabe de guillotina.

(Votos: 0 Promedio: 0)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba