Mujeres antes que niñas
Cuando semanas atrás supimos del atroz caso del embarazo de una niña de 11 años fueron muchos los miedos que, como madre y como mujer, se me plantearon. Mi primer pensamiento fue la violación de la niña. Independientemente de que así se haya valorado por la Justicia, no podía asimilar otra posibilidad que no pasase por el uso de la fuerza; por ello, cuando después de unos días se confirmó la relación consentida con un menor de su entorno, comencé a plantearme si este caso, en extremo inusual, no sería esa lucecita roja del fondo que está pidiendo ser vista para llamar la atención sobre lo que ilumina, pudiendo corroborar esa teoría a la primera ojeada.
Según los últimos datos conocidos en nuestro país a este respecto, y que abarcan desde 2001 a 2005, el número de embarazos en niñas menores de 15 años aumentó en un 76%, datos estos que colocan en ese último año a 600 precoces mujeres afrontando esta situación y a 8 de cada diez de ellas encarando un aborto, con los riesgos físicos y mentales que suponen cualquiera de las dos alternativas. A la vista de estos datos me he preguntado cuál puede ser el eslabón que propicia la ruptura de la cadena que se supone venimos fundiendo padres, educadores e informadores para hacer encajar debidamente las diferentes piezas que forman el difícil puzzle del mundo adolescente. Y fue buscando posibles respuestas cuando me di de bruces con el estudio que la CECU (Confederación de Consumidores y Usuarios de Madrid) ha publicado y que arroja una de las posibles respuestas.
Dicho estudio ha sido realizado entre algunas revistas juveniles que se publican en nuestro país (Cosmopolitan, Súper-pop, Ragazza, Nuevo vale ), dirigidas a niñas y jóvenes de entre 11 y 16 años. En dicho informe se pone de manifiesto el nefasto mensaje que desde ellas se viene lanzando en cuanto a las relaciones sexuales entre adolescentes y el papel que la mujer tiene que desarrollar en ellas. Titulares como: Confirmado, ellos siempre piensan en lo mismo, sexo anal, cambia de agujerito o la postura de la semana se combinan con test semanales sobre lo que más les gusta, cómo ser mejor para ellos o cómo estar siempre guapas, salpicando semanalmente estas publicaciones de porquería y convirtiéndolas en un enorme estercolero de información altamente peligrosa que diluye entre sus paginas los riesgos que conlleva en cuanto a embarazos no deseados y transmisión de enfermedades. Y lo más importante, omiten por sistema incluir pautas que fortalezcan su autoestima, que pongan en valor su condición de mujer y potencien su libertad para decidir cómo, cuándo y con quién quieren mantenerlas, atacando, por el contrario, directamente a la línea de flotación más débil y sensible a estas edades: el reconocimiento social, la aceptación en los círculos de amigos y la necesidad de demostrarse continuamente su nuevo rol de adultas, al que desgraciadamente llegan al quedar embarazadas.
¿Cuál es nuestro papel antes estas publicaciones, que haciendo caso omiso a las recomendaciones se acogen por encima de todo a su derecho a la libertad de prensa y expresión, que no se ponen límites y apuestan por el todo vale hasta que el juez diga lo contrario? Estar atentos y dirigir esfuerzos a impedir que esta podredumbre informativa llegue hasta ellas, persuadiéndoles de comprarlas, pues tergiversan y ensucian, con precoces realidades atemporales, conductas y pensamientos que no son debidamente canalizados por sus receptoras, la cuales, desorientadas por esta vorágine de nuevas sensaciones, emociones y experiencias en las que resbalan frecuentemente, acaban cayendo sobre dramáticas experiencias que van a condicionar su biografía y actitud ante unas relaciones sexuales en igualdad de exigencia y compromiso.