Historia

Multitudinaria inauguración de la exposición fotográfica de Miguel Flor

El gran interés despertado por esta muestra entre la población villenense provocó un lleno absoluto en el acto inaugural, celebrado el jueves en la sala de exposiciones de la Casa de la Cultura. “Miguel Flor, crónica gráfica de Villena” es una original exposición que, a través de imágenes proyectadas sobre las paredes, revive escenas cotidianas de la ciudad durante el pasado siglo.
En palabras de la concejal de Cultura, Isabel Micó, “el ojo inquieto” de este octogenario villenense, que desde hace más de cincuenta años ha convertido su afición a la fotografía en una demostración del amor por su pueblo, “nos ayuda a recordar algunos de los momentos que configuran nuestra reciente historia”. Por su parte, el alcalde, Francisco Javier Esquembre, reconocía que si bien no existe una máquina del tiempo, “la cámara fotográfica de Miguel Flor nos permite disfrutar de un amplio archivo y unos sentimientos compartidos que nos han dejado huella”.

Más allá del valor sentimental de estas imágenes, Laura Hernández, directora del Museo Arqueológico José M. Soler y comisaria de la exposición, destacaba la importancia documental, antropológica y etnográfica de esta colección de 200 fotografías que se reparten en tres áreas expositivas: “Amigo y colaborador de José María Soler”, “Reportero de la Historia” y “Colección personal”.

Miguel Flor agradeció emocionado este reconocimiento, que quiso dedicar especialmente a sus hijos y a su mujer. Recordó su estrecha amistad con Soler, al que consideraba su “maestro”, y también se acordó de la Agrupación Fotográfica Villenense, cuyos miembros, como él, se encargan con su desinteresada labor de conservar la memoria de nuestro municipio y de sus gentes.

La vicerrectora de Extensión Universitaria de la Universidad de Alicante, Josefina Bueno, se mostró muy complacida por la fructífera colaboración que desde hace años mantiene la institución académica y Villena, a través de su sede universitaria. En esta ocasión la preparación del material proyectado y el catálogo ha corrido a cargo del Museo de la Universidad de Alicante.

El éxito de esta exposición, que puede visitarse hasta el 26 de febrero, reside en la relación cómplice que se establece entre el espectador y las fotografías. Una suerte de juego de espejos que reflejan y proyectan imágenes reconocibles con las que nos identificamos.

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