Cultura

Navegando por el primer fin de semana de octubre

Pasa otro Rabalfest sin haber tenido oportunidad de disfrutarlo, pero las circunstancias – ¡ay, las circunstancias!– no han sido propicias para asistir a este evento que recoge tantas flores tanto desde el público como desde la crítica. Tampoco me dio este fin de semana para asistir al musical de Aladín estrenado en nuestro Teatro Chapí donde participa el artista villenero Víctor Lucas. Y es que para gustos los colores, y a mí qué quieren que les diga queridas personas, no me motivan los musicales. Genética, manía, recelo…, el caso es que tampoco estuve allí el pasado fin de semana. Aunque les aseguro que tampoco me quedé en casa, dedicado a… lo que cada cual hace en su casa.
Me acerqué el viernes por la noche al concierto del Club de Jazz de las Mil Pesetas a ver el concierto de Marc Miralta. Estuvo concurrido y la propuesta resultó sabrosa y variada, con grandes momentos tanto por arriba como por abajo (o rápido y lento si lo prefieren), un lujo de profesionales que vibró en una sala, la de la cafetería de la Casa de Cultura, por la que el público de Villena continúa apostando. Al igual que apuesta y apoya ese mundo del Jazz que durante tantos años viene acompañándonos mes tras mes.

El sábado pasó lentamente, con esa sensación en el estómago previa a un gran evento. Desde el Trip llegamos al Patio Festero a tiempo de ver en escena a Doctor Vulcano rasgando los acordes que iniciaban la noche de Ingresó Cadáver, friends & birds. Una noche que prometía no solo la actuación de Ingresó con la presentación de algunos de sus nuevos temas, sino que se presentaba como todo un evento social donde encontrarnos con las aportaciones de muchas de las grandes firmas musicales de Villena –de Villena como lugar de nacimiento, no como circunscripción de sus talentos–. Pero no voy a dedicarme a listar los tropecientos nombres de quienes colaboraron musicalmente en esta gran fiesta. Prefiero destacar el trabajo y el cariño que hacen falta para llevar a buen término una aventura de estas características. Y la recompensa fue enorme para todo el público asistente: algo, permítanme la exageración, irrepetible.

Y llegó el domingo, y el lunes, al fin con una buena noticia: el regreso del Concurso de Jóvenes Intérpretes. Cumpliendo su palabra, algo poco frecuente cuando el compromiso viene desde un órgano de gobierno, la concejalía de Cultura ha anunciado la recuperación de este veterano concurso que traslada de fechas hasta el próximo otoño. Una buena noticia digo, que suma un granito de arena al montoncito de la Cultura en nuestro país, tan devastado como despreciado por muchas de esas personas de traje gris que trajeron las urnas: capaces algunas de continuar dirigiendo instituciones culturales cuyo escaso presupuesto solo llega para pagar sus sueldos, su dietas y sus coches oficiales.

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