Negro como la tiña
Abandonad toda esperanza, salmo 13º
Una gran parte de los que gustan de las artes narrativas (básicamente, la novela y el cine como medios estrella) buscan en sus ficciones una sensación de comodidad, un gesto de autoconfirmación, que les haga sentir que vivimos en un mundo ordenado y coherente, ese "mundo feliz" del que hablaba irónicamente Aldous Huxley. Quieren creer que la verdadera ficción es el horror que muestran los informativos de la tele; sólo así se justifica que muchos de los novelistas más vendidos sean de una calidad ínfima, y que algunas de las películas más taquilleras no sean precisamente lo más interesante de la cartelera.
No obstante, hay otros, entre los que se incluye el arriba firmante, que prefieren ficciones que reflejen, incluso con presencia de elementos fantásticos, el mundo en el que, en ocasiones lamentablemente, nos ha tocado vivir.
El género negro, con todas sus variantes (la novela-enigma, el procedural, el thriller), es el reflejo más fidedigno de nuestra realidad. Nacido tras la revolución industrial, y caracterizado sobre todo por la novela negra y el cine criminal de los grandes estudios (como la Warner o la RKO) de los años 30, 40 y 50, recibe su nombre a posteriori, cuando en 1948 la editorial francesa Gallimard crea su colección "Sèrie Noire", de portadas negras, recogiendo muestras de autores canónicos del género. La etiqueta, a través de los enfants terribles de la crítica francesa, los chicos de Cahiers du cinema, con Truffaut y Godard a la cabeza, pasa de la narrativa escrita al séptimo arte, para designar a esas películas que están en la cabeza de todos, desde El halcón maltés (1940) a Sed de mal (1958), pasando por El sueño eterno, Laura, Perdición, La jungla de asfalto o El beso mortal.
Ahora bien, si han sido muchas las obras teóricas dedicadas al cine negro clásico, no lo son tantas las que se centran en las muestras posteriores a la citada cinta de Orson Welles, que en 1958 suponía el canto de cisne del género. Un reciente estudio del especialista Ángel Comas viene a cubrir dicho hueco, y lo hace con el arrojo y valentía de estudiar tanto títulos comúnmente aceptados como del género (caso de Chinatown o la trilogía de El Padrino) como otros que, transgrediendo las convenciones, bordean el género, como los visionarios David Lynch y su Mulholland Drive o el fascinante Christopher Nolan de Memento.
Si ustedes son de los que no temen mirar al abismo, aunque este les devuelva la mirada, háganse con el libro: les resultará una espléndida herramienta de trabajo, y les descubrirá, como a mí, algunas películas desconocidas que al parecer vale la pena rescatar. Aunque sólo sea para estar avisados y verlas venir.
De Hitchcock a Tarantino. Enciclopedia del 'neo noir' norteamericano de Ángel Comas está editado por T&B Editores (2005).