Ni santos ni tiempo
Abandonad toda esperanza, salmo 589º
Vaya por delante que no cobro por número de ejemplares vendidos, y que el prólogo que firmo y que está incluido en No hay santos es tan solo una pequeña aportación a los muchos atractivos que incluye la edición española de Zero Saints, empezando claro está por la propia novela de Gabino Iglesias: un suculento plato literario de género negro condimentado con un ligero pero contundente toque de chile sobrenatural. Ambientada en Austin, Texas, un territorio no muy alejado de la frontera con México, está protagonizada por un inmigrante ilegal que sobrevive trabajando como vendedor para un traficante de droga. Pero como ocurre en tantos clásicos del género, el pasado que creyó dejar atrás está más vivo y más cerca de lo que cree, y nuestro antihéroe se las tendrá que ver con la letal Mara Salvatrucha y con un horror casi intangible y posiblemente ancestral que pondrán en peligro su vida y su cordura.
Tal y como afirmo en el prólogo -que espero que lean, más que nada porque significará que se han hecho con el libro-, la literatura de más alta calidad, al margen del género y de cualquier otra consideración, es aquella que alcanza las cotas más altas de significación con los significantes más sencillos. Y en esta su tercera novela, Gabino Iglesias se muestra un muy digno heredero del hard boiled más directo y contundente: para entendernos, es más deudor de Dashiell Hammett que de Raymond Chandler. O sea: puro Jim Thompson (o puro James Ellroy, si prefieren una referencia más actual)... pero en versión narco.
En resumidas cuentas: estamos ante una pequeña joya que pronto será un título de culto de la literatura neonoir, si no lo es ya. Y la editorial que se ha dado cuenta de ello antes que nadie y por tanto no ha dudado en apostar por publicar a Iglesias en nuestro país es Dilatando Mentes, de la que ya les he hablado en más de una ocasión y de la que ya sabrán cuánto miman cada uno de sus lanzamientos. Esta vez, los editores Maite Aranda y José Ángel de Dios García -este último responsable también de la traducción de la obra- han tirado la casa por la ventana y, además de numerar a mano cada uno de los ejemplares de la tirada, han pegado también a mano todas y cada una de las once láminas que incluye la propuesta: una reproducción de la (estupenda) ilustración de cubierta obra de Juan Alberto Hernández y diez fotografías realizadas por el propio autor que potencian la atmósfera enrarecida -weird o creepy, que dirían los anglosajones- de su relato.
Además, la aportación gráfica del volumen no acaba ahí: se incluyen también numerosas ilustraciones de grabados del mexicano José Guadalupe Posada, fallecido en 1913 y que, paradójicamente, alcanzó la inmortalidad dibujando calaveras y otros motivos mortuorios. Y al final del libro, a modo de miscelánea visual, se recopila una serie de fotografías de motivos históricos y artísticos que, como si del material extra de un DVD se tratase, amplían y enriquecen la información que subyace en la ficción que el lector ha podido leer previamente.
Y seguimos: en cuanto a los paratextos editoriales, y además del escrito de servidor que precede a la novela, podrán disfrutar de un ensayo final donde el divulgador Emilio López bucea en la relación entre el mundo del crimen y la magia negra. Tampoco falta el habitual código QR que nos da acceso a una serie de temas musicales a modo de banda sonora para acompañar a la lectura del libro; por no faltar, no falta ni la Oración de la Guadaña protectora... de la que no osaré contarles si ayuda en algo al protagonista de la novela o no.
Como les decía, todos estos elementos hacen de cada ejemplar de No hay santos una pieza de coleccionista única... pero que se vende por menos de diecisiete euros, un precio más que competitivo, tanto en librerías selectas (si son de Alicante o pasan por aquí pueden encontrarlo en Pynchon&Co) como en la web de la editorial (en la que además pueden llevarse de regalo un pequeño póster y un marcapáginas, ambos específicos del título en cuestión). No sé a qué esperan para hacerse con él: santos no sé si hay, pero tiempo para comprar este libro no. Al menos, no mucho.
No hay santos está editado por Dilatando Mentes.