No me apetece escribir
Hoy la verdad, es que estoy bastante deprimido y no me apetece escribir en absoluto. Pero como es mi terapia para evadirme y relajarme del estrés y de los problemas cotidianos, pues me voy a esforzar y reflejar algunas ideas que aunque todos sabemos, ya que por desgracia lo estamos viviendo en primera persona, no está mal que lo exponga como recordatorio.
La realidad es que estoy muchas veces harto de escribir de lo mismo, de los políticos y de la nefasta situación económica que está atravesando nuestro país.
Conecto la televisión para ver los informativos y me pongo las manos en la cabeza de ver la cantidad de hipocresía y falta de moral que tiene la clase política. Nadie tiene culpa de lo que está pasando y de esta maldita crisis económica, que ha provocado que haya más de cinco millones de personas desempleadas y que nuestro país este abocado a la ruina total, pero no solo económica, sino moral, ya que los políticos nos la han arrebatado de forma traumática.
Personalmente les indico, estimados lectores, que en mi trabajo diario tengo un trato directo con las personas; y si tuviera que realizar una estadística de lo que me cuentan, les puedo decir sin lugar a equivocarme que el cien por cien de las personas tratadas, lo único que cuentan son penas e inquietudes de todo tipo. Padres de familia con hijos en edad de trabajar en sus casas ociosos, padres y madres que han perdido sus puestos de trabajo, con la angustia que esto supone cuando los puntales de la económica familiar fallan (zozobra y miseria para la unidad familiar)...
Hablo con personas de edades avanzadas y me dicen que hemos atrasado en bienestar a niveles de la posguerra, ya que muchas personas no tienen ni para comer y han sido desposeídos de sus pocos bienes por no poder pagar, hipotecas, etcétera.
Y en lo único que piensan los partidos políticos, es en echarse los trastos a la cabeza en vez de unirse en comunión de criterios y soluciones para salir de este maldito pozo negro lo antes posible.
A sus señorías no les falta su buen sueldo y el bienestar de sus familias. Viven en otra dimensión paralela. Eso es una realidad tangible, lo demás son espejismos e hipocresía.
Los sindicatos defendiendo sus subvenciones en la calle, que han disminuido de forma sobresaliente por los presupuestos del Estado. Que se hagan independientes como en otros países de nuestro entorno y que sean sus afiliados quienes los sustenten, eso es un sindicato. Organizando huelgas generales inútiles por el signo político que gobierna el país en la actualidad, que a los ciudadanos de a pie, no nos importa.
Los ciudadanos no necesitamos sindicatos, ni partidos políticos para manifestamos libremente por las calles, porque hemos perdido hasta la camisa, a nivel laboral, económico, social e incluso han minado lo más sagrado que posee el ser humano, la conciencia individual de la persona, que está por los suelos.
Y esta es, desde mi punto de vista, la verdadera situación. Vamos otra vez en recesión. La sociedad actual está aguantando estoicamente, no se sabe hasta cuándo.
La clase política nos sigue defraudando, viven en el mundo de Yupi. Tienen mucha parte de culpa por llevarnos a todos a este puerto de piratas en el que nos encontramos. Quedan muchos años todavía para recuperar la situación de bonanza que teníamos por derecho. Mientras no se generen puestos de trabajo estables, nuestro país será lo que es en la actualidad, la cola de la Unión Europea.