No se lo perdono
Ya les dije que el sábado pasado se realizaría la exposición de trabajos de fin de taller de La Creativa. Ya les dije que se trataba de una cita obligada. Pero ustedes prefirieron no atender a mis razones. Y qué decirles
que ustedes se lo perdieron. No crean que no hubo suficiente asistencia, que se les echó de menos, que su ausencia disminuyó los ánimos o la fuerza del espectáculo. Decirles eso sería mentirles. Lo que perdieron con su falta lo perdieron ustedes. No se lo perdono: porque toda iniciativa necesita apoyo, que no aprobación, y porque propuestas como la que vivenciamos no son fáciles de encontrar.
Y pese al mínimo apoyo publicitario y el mínimo orgullo que mostró la entidad (por decir algo, ya saben) organizadora, la propuesta que el taller de teatro La Creativa llevó a escena con Creactiva tus alas en múltiples espacios de la Casa de la Cultura, poco tiene que envidiar a los proyectos que los grupos más destacados de nuestro país realizan en ocasión de determinados eventos con el fin de desfigurar espacios ya conocidos y romper acciones determinadas situacionalmente, en su sitio (el escenario). En esta ocasión, José P. Ortiz, junto a su equipo pedagógico multidisciplinar: Juana Varela trabajando el movimiento, Pablo Domene aportando una visión espacial y plástica, Isabel Teruel descubriendo las posibilidades conceptuales e improvisatorias, y Maite Sánchez afinando en las técnicas interpretativas, han logrado crear un Todo en el que los y las participantes del taller pudieran internarse desarrollando no sólo el trabajo llevado a cabo durante el taller sino haciéndolo sin las cotas que supone un trabajo sobre un personaje o texto determinado. Y ello fue posible gracias a que la propuesta se materializó en diversos espacios donde se desarrollaron acciones determinadas por las que fueron pasando cada participante. Consecuencia de ello fue que el espectáculo dejara de inscribirse en una determinada duración y se ofreciera a los y las espectadores como un espacio donde pudieran vagar creando su propio itinerario, ordenándolo a su antojo, repitiendo por ejemplo su asistencia a acciones que nunca serán las mismas si quien la realiza no es la misma persona.
No les perdono su ausencia. Porque tanto en esta puesta en escena como en las que se realizan en el área escénica, así como en las iniciativas del resto de disciplinas artísticas, se va desarrollando la futura cultura de nuestra ciudad y, lo quieran o no, les guste o no, si quienes realizan el trabajo artístico toman estos caminos, éstos irán siendo recogidos por otras gentes. El trabajo en el terreno del arte no consiste en competir, simplemente se convive, y en dicha convivencia el crecimiento siempre es mutuo. Sigo enfadado, que les vaya bien.