Hay libros ilustrados para niños que bien haríamos en leer también los adultos. Porque tendemos a pensar en este formato editorial como una propuesta en la que el texto se ve obligado a estar acompañado de dibujos, grabados o fotografías con el fin de ayudar al lector inexperto a la hora de interpretar el contenido y/o a motivarlo para que se sumerja en sus páginas sin miedo a verse sobrepasado por el tedio. Pero al margen de que existan libros ilustrados concebidos específicamente para un receptor veterano -y en entregas anteriores de esta columna hemos dado buena cuenta de algunos estupendos ejemplos de ello-, se dan otros casos de obras ilustradas pensadas bien para los más pequeños bien para lectores de cualquier edad que por su alcance divulgativo o su valor artístico no deberían pasar desapercibidas para quienes somos (o deberíamos ser) lectores más curtidos.
Un buen ejemplo de ello es el fantástico Cómo se hace un museo. Impulsado por la Galería Morava de Brno y publicado aquí por la editorial Nórdica bajo su sello Nórdica Infantil, esta obra surgida de la República Checa y galardonada con el Bologna Ragazzi (esto es, un premio especializado que reconoce a los mejores libros infantiles) descubre a cualquier lector interesado, sea cual sea su edad, todos los entresijos que rodean a los espacios que albergan las obras de arte de ayer y de hoy. Cuál es el origen, la evolución y la tipología de los museos; qué papel específico desempeñan quienes tienen un trabajo vinculado con ellos -de los coleccionistas a los comisarios, pasando por los restauradores o los diseñadores gráficos-; cómo se almacenan y protegen las obras dentro de un museo; o cuáles son los más importantes del mundo (por si tienen curiosidad, España sitúa tres en tan exclusivo listado a decir de los autores del libro: el Museo del Prado de Madrid, el Guggenheim de Bilbao y el Teatro Museo Dalí de Figueres), son algunas de las cuestiones más destacadas a las que responde esta obra, que para ello cuenta con tres desplegables y hasta con un par de actividades lúdicas consistentes en localizar diversas obras artísticas a lo largo de sus páginas. El instructivo resultado es una verdadera delicia para los sentidos, y que hará que en nuestra próxima visita a un museo lo veamos todo con otros ojos.
También son capaces de cambiar nuestra mirada, pero en lo relativo a nuestra relación diaria con los vegetales, las historias de Madlena Szeliga y las ilustraciones de Emilia Dziubak recopiladas en el libro ilustrado Horror. Rebelión en la huerta que ha publicado hace bien poco el sello Maeva Young. Se trata de veinte relatos protagonizados por otros tantos productos alimenticios surgidos del campo que parten de un planteamiento común: ¿qué ocurriría si las frutas y las verduras tuvieran sentimientos? De esta cuestión se desprenden otras muchas, más específicas e inquietantes: ¿es ético pelar una patata aunque sea para comer? ¿Es moralmente aceptable vaciar una calabaza cuando llega Halloween? ¿Deberíamos sentirnos culpables después de arrancarle el corazón a un alcachofa o de licuar unas fresas para prepararnos un zumo? Si en sus Crímenes ejemplares Max Aub relataba los crímenes más atroces con una impactante cotidianidad, estas dos autoras polacas realizan el mismo camino pero a la inversa narrando las acciones más mundanas como si se tratasen de hechos criminales verdaderamente inadmisibles. Por supuesto, tanto el uno como las otras ejercen de maestros de ceremonias haciendo gala de una alta dosis de humor negro de lo más agradecible. En resumidas cuentas: estamos ante una galería de horrores para todas las edades que sirve tanto para despertar la imaginación del lector más joven como para introducirle en el siempre delicado terreno de ese terror light que resulta, en añeja terminología de la exhibición cinematográfica, tolerado para menores.
Finalmente, también debe recomendarse sin falta el volumen doble Gente de aquí / Gente de allí. Publicado en formato reversible y con una cubierta doble, estamos ante un ensayo gráfico sobre migrantes y españoles -tal y como aclara su subtítulo- a cargo de Quan Zhou Wu, ilustradora y novelista gráfica española de origen chino (o como ella misma se autodefine, andaluchina). Se trata de una obra divulgativa que pone de manifiesto la cuestión de qué significa ser español o qué podemos definir como la españolidad, a la vez que denuncia el racismo subyacente en nuestra sociedad y pone sobre el tapete los tópicos y los estereotipos que imperan en dicha sociedad a propósito de sí misma y de los que vienen (o parecen venir) de fuera. Todo ello con muchísimo sentido del humor y una capacidad autocrítica muy de agradecer. Y si hay un libro ilustrado que más que los niños, que también, deberían leer algunos adultos, sobre todo los más patriotas de saldo y demás cenutrios, ese es sin duda este.
Cómo se hace un museo, Horror. Rebelión en la huerta y Gente de aquí / Gente de allí están editados por Nórdica, Maeva y Astiberri respectivamente.