Cultura

O.R.L.J.L.O.T.M.V. (1 de X)

Como si no hubiera otra cosa para hacer el pasado fin de semana acudí a la fiestecilla-evento de despedida (aunque aseguraba que no lo era) de un antiguo director de la Sede Universitaria de Villena. También don Mateo Marco, prodigándose al máximo en una de sus escasas visitas a nuestra ciudad (no hará falta recordar que el día anterior, viernes noche, presentó en la Casa de Cultura su Tríptico), acudió a esta cita que sin intención contraprogramaba la presentación de los trabajos de Underwater en el Espacio Joven y de la Fisterra de Blanca Portillo en nuestro Teatro Chapí. Citas a las que no asistimos. A cambio, entre muchas sorpresas, encontramos a don Alejandro, quien como si no hubiera hecho otra cosa en su vida, recitó un par de poemas de su hermano Amalio, que llamaron la atención por su fuerza y complejidad.
Pero no todo el monte es orégano, y como quien recibe un cubo de agua fría para atemperar los nervios, nos anunciaron esta semana la materialización de la “Ordenanza reguladora de los locales juveniles y locales de ocio en el término municipal de Villena” (ORLJLOTMV en adelante). Y como el documento, al que conseguimos acceder después de largos meses de participación ciudadana y transparencia, tiene su longitud y su intríngulis, yo también me voy a tomar la molestia de comentarlo bien en este hueco de Días Felices o en ese espacio de Vida de Perros cuyo título de cabecera parece más conveniente para el caso que nos ocupa. Como hoy es nuestro primer día tan solo comentaremos el Preámbulo y el Título Preliminar que prologan esta ORLJLOTMV. En estas líneas llama la atención el hincapié que se hace con los locales juveniles (referido en nueve ocasiones), respecto a las tres ocasiones en las que se nombran los “locales de ocio” dedicados a nuestras fiestas patronales de Moros y Cristianos (dejando claro, eso sí, que parte de ellos también forman parte de los juveniles).

Los problemas que generan este tipo de locales –los juveniles principalmente– se refieren al ruido, la música, la insalubridad, la molestia al vecindario, el ruido, los olores, los problemas de convivencia, la música, los humos… Motivos que rápidamente podemos corroborar si comprobamos la infinidad de quejas y denuncias que vecinos y vecinas de todo nuestro municipio han formalizado en las oficinas de nuestras fuerzas de seguridad (imagino). Y aunque en este prólogo se admite la necesidad de recurrir a este tipo de locales por parte de la joven población villenera –que mejor estaría estudiando, limpiando su habitación, en misa, o asistiendo a cualquiera de las actividades que se programan para sus edades–, también de modo patermaternalista se manifiesta la obligación de control que tiene nuestra ciudad. La ORLJLOTMV se ocupará de ello, porque es mejor imponer una autoridad burocrática y tirana que mida todo por el mismo rasero: frío, indiscutible, administrativo.

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