Apaga y vámonos

O todos o ninguno

El espinoso asunto de la querella contra Cate Hernández nos ha servido a todos para retratarnos, empezando por el equipo de gobierno, que ha perdido una magnífica oportunidad para transmitir una imagen que no fuera de prepotencia y soberbia; siguiendo por el abogado litigante, cuyas dotes narrativas rozan las de Ana Rosa Quintana –infumable la redacción de la querella–, y acabando por algunos seguidores de Cate, a los que la propia edil deja en ridículo con su prudencia y saber estar.
La reacción más graciosa, además de la de todos aquellos que han dicho en internet “Yo también soy Cate Hernández” sin conocer siquiera el motivo de la demanda –que no descubrimos hasta varios días después–, ha sido la de ese ex-concejal que sostiene que Hernández está en su legítimo derecho de poner en conocimiento de la justicia las acciones del equipo de gobierno, pero al que no le cuadra, “bajo ningún concepto”, que el equipo de gobierno se querelle contra Catalina Hernández en lugar de hacerlo contra Los Verdes, como si fueran las siglas, y no las personas, quienes hacen y deshacen en esta vida.

Así las cosas, para mí la postura más sensata ha sido la de la propia Cate, a quien, antes de tomar posicionamiento alguno, me dirigí para recabar sus explicaciones sobre el particular, y quien, como es costumbre en ella, atendió mi petición acudiendo a la cita con su mejor sonrisa y, lo que es más importante, armada con un completo dossier con la documentación necesaria para explicarme qué dijo, cómo lo dijo y por qué dijo lo que dijo.

Estando el proceso abierto como está, es mejor no entrar a hacer mayores valoraciones, ya que todo aquello que se diga puede ser utilizado en contra de alguien, pero sí puedo afirmar dos cosas: una, que Cate tiene la conciencia muy tranquila, y dos, que en absoluto vino a cuestionar querella alguna, porque reconoce al Partido Popular y al equipo de gobierno –al contrario que muchas de las personas que la han respaldado, incluido el ex-concejal amigo de la Ley del Embudo– el derecho a querellarse contra quien quieran y por lo que quieran, cuestionando únicamente el uso de fondos públicos para hacer frente a los costes del proceso con un argumento muy simple, que en mi pueblo se traduciría por o follamos todos, o la puta al río.

Es decir, que si hay dinero público para defender el honor del equipo de gobierno, acusado injustamente –sostienen ellos– en el desempeño de su función, también debe haberlo para defender a otra componente de la Corporación, demandada injustamente –mantiene ella– por ejercer su labor de fiscalización del gobierno. O al revés, si no hubo fondos públicos para concejales como Fulgencio Cerdán o Juan Richart en sus respectivos pleitos, tampoco debe haberlo ahora, ni para Cate ni para el equipo de gobierno.

Así pues, el dinero, Celia, o para todos o para ninguno. Y la razón, para quien diga el juez.

(Votos: 0 Promedio: 0)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba