Apaga y vámonos

Ohmmm

Ohmmm… ohmmm… inspire… respire… ohmmm… ohmmm… El equipo de gobierno se ha ido de ejercicios espirituales, señora. Bueno, no exactamente espirituales, pero para el caso es lo mismo, ya que los concejales gobernantes realizaron sus sesiones de-lo-que-fuera en la Fundación Ntra. Sra. María de las Virtudes, rodeados de un casi idílico entorno que, cierto es, se encuentra más cerca de lo espiritual que el parque del mercado un jueves por la mañana, por decir algo, o un jueves a mediodía, cuando los mercaderes del templo ya han levantado sus fortines, dejando a la vista un panorama de desperdicios y plásticos que más que al jardín del Edén aquello recuerda a las bíblicas Sodoma y Gomorra.
Lo cierto es que, hasta donde sé, ya es la segunda vez que los mandamases del pueblo se reúnen en Las Virtudes para llevar a cabo, bajo la supervisión de un profesional, una serie de ejercicios y terapias de esos modernos: dinámicas grupales, resolución de problemas, empatías, etcéteras, con objeto de mejorar sus relaciones interpersonales, lograr un mejor ambiente de trabajo y, quizá, decirse a la cara ciertas cosas que por lo general se callan para sí o se las sueltan a terceros, aunque al final todo se sabe.

No me parece mal la iniciativa, aunque puestos a incordiar un poco soy de los que piensan que para decirse las cosas a la cara mejor con una mesa de por medio y dos o tres botellas de vino, que, como es sabido, suelta la lengua. Así pues, si de mí dependiese no habría “reclusión” en un centro cerrado, sino una excursión —con mochila, bocata y cantimplora o bota, of course— a la cabecera del Júcar, por ejemplo, o a la Biblioteca Nacional, pobre sustitutivo del Museo Nacional del Sentido Común, ése cuya dirección no he conseguido encontrar tras más de cinco días de búsqueda en Internet, guías de ocio, páginas amarillas, verdes y blancas y dieciocho llamadas a esos números de información telefónica tan raros que anuncian ahora unos teleñecos.

Otra cosa que no me ha gustado es que únicamente tomen parte en estos ejercicios los miembros del equipo de gobierno. ¿Acaso los diez concejales de la oposición van sobrados de conocimientos y recursos para entenderse entre sí y con el resto del mundo? No me digan que no estaría bien, qué sé yo, realizar un juego de roles entre los miembros de la Corporación e intercambiar sus papeles, aunque sólo fuera por unas horas. Quién sabe, igual Juan Palao se permitía regañar o retirar la palabra a Vicenta Tortosa en un simulacro de pleno, o quizá Tortosa se dirigiera a Palao llamándole “alcalde de Pin y Pon” en justa venganza por aquello de la Señorita Pepis.

En cualquier caso, y ya poniéndonos serios, sobre todo hay una cosa que no me ha gustado: Me parece muy bien que los concejales recurran a lo que sea necesario para aprender a llevarse mejor entre ellos —ya es triste que un concejal, o concejala, sea incapaz de dirigir palabra a un funcionario, o funcionaria, que le dispensa en justa retribución un trato idéntico—, coordinar esfuerzos y demás loables intenciones, pero lo que para mí no tiene justificación alguna es que dichas reuniones tengan lugar un viernes por la mañana y en horario de trabajo.

Jueguen a los roles que quieran, señores gobernantes; hagan la terapia que les pete, aprendan a quererse los unos a los otros como yo les quiero a ustedes, a trabajar en equipo y a ser más eficientes… Pero eso sí, si no es mucha molestia, háganlo durante su tiempo libre.

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