Cartas al Director

Organización de la renovación del Hermanamiento entre Villena, Escalona y Peñafiel: Peor imposible

Confieso que cuando recibí la invitación para asistir al acto de renovación del Hermanamiento entre Escalona, Peñafiel y Villena, tuve dudas. ¿Para qué iba a servir esa renovación? ¿Para dejar pasar otros 25 años y volver a renovarlo? Estuve dudando entre asistir o no asistir al acto. A pesar de las dudas, al final decidí asistir. Al menos –pensé– allí veré a personas que hace tiempo que no veo y puede que, con suerte, reconozca a algunos componentes de las Corporaciones de Escalona y Peñafiel de hace 25 años.
Pero me equivoqué. No hubo lugar para esto último. Sí tuve oportunidad de saludar a compañeros de aquella primera Corporación municipal democrática, a quienes hacía tiempo no veía, pero no tuve posibilidad de saludar a ninguna persona de las poblaciones hermanas. Y no la tuve porque quienes organizaron el acto, no previeron que pudiera haber un intercambio de saludos entre quienes formábamos las Corporaciones municipales de entonces. Tampoco posibilitaron que esto pudiera realizarse por libre, pues finalizado el acto al que fuimos invitados, no hubo ni siquiera un pequeño vino de honor en torno al que pudiéramos departir quienes llegamos allí, bien invitados por la señora alcaldesa, bien por propia iniciativa.

Recuerdo que cuando hace 25 años se celebró en Villena el III acto de Hermanamiento, en la Virgen, se realizó la representación de la Conversión del Moro al Cristianismo. Fue domingo por la mañana y al finalizar, se ofreció un vino popular a todos los asistentes. Actualmente, es algo habitual que casi todas las actividades que se organizan desde el Ayuntamiento lleven aparejado el ofrecimiento de un vino de honor a los asistentes, sin embargo, en este acto de renovación del Hermanamiento, pese a finalizar a las 2 de la tarde, a juicio de los organizadores no mereció ese honor.

En fin que, me sentí bastante decepcionada, pero no sólo por la ausencia del vino, pues hoy día, como es sabido, no es necesario “ir de boda” para comer y beber bien. Me sentí decepcionada sobre todo por otras cosas. Sirvan de ejemplo las siguientes:

1ª) Que no se mencionara siquiera el nombre de Salvador Mullor Menor, quien era alcalde de Villena cuando se llevó a cabo el Hermanamiento, y en cambio sí fuera mencionado el de Vicente Rodes, que fue alcalde hace dos legislaturas y que nada tuvo que ver con éste.

2ª) Que la señora alcaldesa no encontrara otra cosa mejor para atribuir a lo logrado con este acto, que la renovación del cartel de bienvenida a la ciudad.

3ª) Que se conformaran con hacerlo coincidir con el Mercado Medieval y no se aprovechara este acto para realizar alguna actividad extraordinaria, bien en torno a la figura del Infante, bien cualquier otra actividad cultural que hubiera tenido cabida en el teatro.

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