Cultura

Otra vez Ingresó Cadáver

Si bien en los últimos meses hemos tendido varias ocasiones para ver sus actuaciones en directo (Camelot, Cav, Muvifest, Colosseo…) fueron más bien pocos los fans que pudieron corear sus canciones, al menos las de su último disco: “El hombre comestible”. Podríamos decir muchas cosas acerca del retraso de tan esperado plástico: que ha sido a causa de la mala suerte, que la minuciosa escrupulosidad de la formación ha esperado hasta rozar los límites de la perfección en la producción… en fin, que la única respuesta después de tres –creo que han sido tres– supuestas y finalmente fallidas presentaciones del disco ha sido: Ingresó Cadáver es Ingresó Cadáver.
La presentación, final y verdadera, tuvo lugar el pasado sábado en el céntrico pub Colosseo. Una presentación, sinceramente, sin demasiado protocolo ni demasiadas sorpresas, sin interpretación por parte de los músicos de ninguno de los nuevos temas –ni tan siquiera en versión acústica– pero con un nutrido número de seguidores que agotaron prácticamente esta primera edición del conjunto respondiendo a la pregunta que formulan en esa tercera pista del disco “¿Qué dirán mis fans?”. Un nuevo problema para quienes quieren hacerse con el producto y no pudieron asistir a la presentación: ¿Cuándo podrán conseguirlo en su segunda edición? ¿Tendrán que esperar tres años más? Esperemos que no sea así y que pronto todos los que quieran disfrutar de este fantástico trabajo puedan hacerlo.

Durante la presentación en el Colosseo, el público se mostró finalmente satisfecho, disco en mano, mientras lo escuchaban a todo volumen y se recreaban con el mundo visual creado por Manolo Soler para los sonidos propuestos. En cuanto al disco en sí, yo lo he tenido unos días aireando encima de la mesa del estudio, esperando como el gato ante el plato de leche hasta no poder más, y escuchándolo finalmente a todo volumen con los auriculares. Aunque muchos de los temas ya los había escuchado en las primeras mezclas, ahora puedo certificar que realmente la producción llevada a cabo por Juanjo Reig y Óscar Martínez en Sónica Estudios ha sido laboriosa y acertada. Y si las letras de Jose Antonio Tomás no han perdido un ápice de creatividad e ironía, sino que más bien han crecido desde aquel “Ciudad de las moscas”, las guitarras de David Tomás crean todo un universo donde volverse loco en ese caos organizado de armonías extrañas. Un perfeccionadísimo trabajo de la batería y el bajo de Rafa Ferrándiz y Juanjo Reig y la colaboración de músicos de la tierra que demuestran que contar con ellos es todo un lujo, cierran un disco que uno no puede dejar de tener en su estantería. Ahora con los temas escuchados, sólo nos falta un nuevo concierto.

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