El problema de las basuras está condenado a convertirse en otro de esos culebrones que asedian Villena y nos marean durante largos años en espera de una solución que nunca llega, como las vías del ferrocarril, el centro comercial o la sobreexplotación de los acuíferos.
La llegada a Villena, o no, de residuos procedentes de localidades ajenas a la zona XIII salpica nuestra vida política, y todas las formaciones saltan a la palestra en un alud de acusaciones, desmentidos, réplicas y contrarréplicas, consiguiendo generar un barullo mediático que confunde a la ciudadanía y traslada un problema real que nos afecta a todos al triste campo de batalla partidista, donde nuestras creencias y convicciones no tienen más razonamiento que nuestra predilección por unas siglas u otras.
Así, con una clase política ensimismada en su ombliguismo y en sus propios intereses, resulta muy difícil discernir en qué punto está la verdad, porque cuando un concejal afirma a boca llena que no llegan basuras de fuera y otro, en los mismos términos, expresa exactamente lo contrario, lo único que está claro es que uno de los dos está mintiendo a los ciudadanos de Villena.
En tales circunstancias, y mientras se dilucida quién deja o deja de tener razón, no podemos más que reiterar nuestro mensaje de la semana pasada, pidiendo que los intereses de la ciudad se pongan de una vez por encima de los intereses de cada partido, y exigiendo a quien no entienda esto que se marche y deje el paso libre a quien sea capaz de entenderlo.
