Fiestas

Otros Tesoros en Villena

No cabe duda de que muchos visitantes acuden a nuestra ciudad atraídos por las fiestas de Moros y Cristianos; para disfrutar de la diversión y el espectáculo únicos que del 4 al 9 de septiembre aflora por todos los rincones de la ciudad. Precisamente uno de sus mayores atractivos es que, como representación de carácter popular que es, la fiesta hunde sus raíces en la Historia de Villena, una raigambre y tradición que las han hecho merecedoras del título de Interés Turístico Autonómico, y esperamos que en breve de la categoría Nacional. Y es que la notoriedad de las fiestas de Villena seduce a gran cantidad de personas que disfrutan de embajadas, desfiles, verbenas... un atractivo turístico que se complementa con una variada oferta cuyo fuerte es el patrimonio cultural: recursos monumentales, arqueológicos y museísticos constituyen una oferta consagrada, de apertura regular y horarios estables todo el año.
Es conveniente comenzar la visita por el Centro de Visitantes, situado junto al castillo de la Atalaya, puesto que allí obtendremos una completa y a la vez sucinta visión de los recursos que se pueden visitar en Villena, con información detallada de cada uno de ellos, además de otras posibles rutas que el visitante puede realizar según los intereses de cada cual: naturales, culturales, monumentales, medioambientales, enoturismo, etc. Además de una curiosa restitución virtual del desaparecido Castillo de Salvatierra, el Centro también ofrece la posibilidad de hacer una visita virtual al interior del Castillo de la Atalaya dirigido a personas de movilidad reducida. Obtenida la información adecuada de los sitios que queremos visitar, podemos confeccionar la visita a nuestra medida.

Descubriendo nuestra historia
En esta ocasión proponemos una ruta arqueológica, aprovechando la reciente apertura del poblado de Cabezo Redondo tras finalizar la primera fase del proyecto de puesta en valor de este importante asentamiento prehistórico. El momento es idóneo, teniendo en cuenta que el Ayuntamiento de Villena está ultimando los trámites para establecer la apertura mensual al público y que esta visita se complementa con la del Museo Arqueológico “José María Soler”, donde se exhiben los ajuares localizados durante varias décadas de excavaciones en el yacimiento, incluido el Tesorillo hallado en el poblado, que se expone junto al famoso Tesoro de Villena.

Afortunadamente hoy en día somos conscientes de la riqueza cultural, científica y turística del yacimiento, pero esto no siempre fue así. Para disfrutar hoy del Cabezo Redondo se dieron una serie de circunstancias en un pasado reciente que es conveniente recordar:

En “El Demócrata”, un periódico local de siglo pasado, apareció publicado que en 1891 el gran geólogo y paleontólogo Juan Vilanova y Piera visitó Villena para completar sus estudios geológicos de la provincia de Alicante. Estudiando la formación de yesos del Cabezo Redondo, descubrió cerámicas antiguas y llegó a la conclusión de que el lugar estuvo ocupado en época antigua.

En la década de 1940 José María Soler leyó la noticia y se interesó por el yacimiento, que en aquel momento estaba siendo explotado como cantera de yeso. Movido por su afán de conocimiento, en el año 1949 inició una pequeña excavación que le permitió comprobar que, efectivamente, existía un poblado antiguo que acertadamente fechó en la Edad del Bronce, en el II milenio antes de Cristo. Los resultados de esa primera campaña los publicó ese mismo año en el Programa Oficial de Fiestas del Ayuntamiento. Con ello pretendía poner fin a las “vandálicas” destrucciones que estaban afectando al yacimiento, sin embargo sus primeras reivindicaciones por salvarlo fueron infructuosas.

La defensa de nuestro patrimonio
Su labor como Cronista y Archivero de la Ciudad, además de su interés por el patrimonio arqueológico, le condujeron hacia uno de los momentos cruciales en su incipiente trayectoria como arqueólogo: su nombramiento como Comisario Local de Excavaciones Arqueológicas, dependiente del Ministerio de Cultura. Una de sus primeras actuaciones en representación de su cargo fue la denuncia ante la Comisaría General del Estado del deterioro del Cabezo Redondo. Desde Madrid comienzan a hacer distintas gestiones que tampoco conducen a ningún resultado satisfactorio.

Varias denuncias presentadas en instancias municipales y regionales propiciaron, algunos años después, otra visita que sería definitiva para impulsar una nueva campaña de excavaciones arqueológicas en el Cabezo Redondo. Se trataba del viaje a Villena del profesor Miguel Tarradell que, como delegado de Zona de Valencia, estudió el plan para efectuar excavaciones arqueológicas de urgencia sobre las zonas amenazadas con una destrucción inmediata. La excavación comenzó en el año 1959 bajo la dirección de José María Soler y la ayuda de un grupo de incondicionales que siempre le acompañaron. Todos contemplaban horrorizados cómo ante sus ojos volaban las estructuras que poco antes había descubierto. La idea de la expropiación del yacimiento fue madurando ante los importantes hallazgos que se producían, sin embargo no pudo llevarse a cabo hasta casi 30 años después: en 1970, con una extensa moción del entonces alcalde Pascasio Arenas López, culminaba este lamentable proceso.

Como es sabido por todos, actualmente el Cabezo Redondo está declarado Zona Arqueológica, es propiedad del Estado español y cuenta con el aval científico que proporciona una campaña anual de excavaciones arqueológicas a cargo del profesor Mauro Hernández Pérez, Catedrático de Prehistoria de la Universidad de Alicante. Según afirma él mismo, el cerro estaba ocupado en tu totalidad –casi unos 10.000 m2– aunque tan sólo se encuentra excavada una pequeña parte. El poblado se articula en torno a calles de trazado irregular, donde se alinean las viviendas formando manzanas. La elección del lugar debió responder, al menos en parte, a la espléndida oportunidad agrícola y de pastos que ofrece la llanura circundante, puesto que su base económica la componían la agricultura y la ganadería, tal como demuestran los abundantes restos de cereales y fauna encontrados durante las excavaciones. Asimismo la Laguna ofrecería interesantes posibilidades de riqueza, como la pesca y la explotación de la sal.

Los materiales que van apareciendo en las sucesivas campañas –cerámicas, metales, marfiles, etc.– así como la complejidad de algunas de sus estructuras en piedra y barro, permiten considerarlo en los ambientes especializados como uno de los más importantes de la Edad del Bronce del Mediterráneo Occidental.

Laura Hernández Alcaraz
Directora del Museo Arqueológico “José María Soler”

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