Padre Brown
Abandonad toda esperanza, salmo 455º
La cita al célebre personaje de las novelas policíacas de Chesterton sirve también para referirnos a una de las últimas facetas exploradas, tanto en lo creativo como en lo personal, por uno de los autores más importantes del cómic independiente norteamericano de las últimas décadas: Jeffrey Brown. Este nativo del estado de Michigan, que no mantiene ningún vínculo sanguíneo con otras personalidades destacadas del noveno arte como Chester Brown (que es canadiense) o Charlie Brown (que es un personaje de ficción), debutó en el mundo del cómic en 2002 con Torpe, obra llamada a convertirse en un pequeño clásico contemporáneo tras cosechar encendidos elogios de James Kochalka (que llegaría a decir de ella que era su novela gráfica favorita de todos los tiempos) o el mismísimo Chris Ware. Después vendrían Inverosímil y Una pequeña intimidad, que con la anterior conformaban lo que se ha venido a llamar la "Trilogía de las Novias", además de otros títulos menos celebrados pero para nada desdeñables como Piltrafilla.
Posteriormente Brown se mantendría fiel a sus orígenes autobiográficos, pero renegando de los relatos de estructura más o menos convencional que había cultivado hasta entonces (una suerte de autobiografía en clave novelesca, para entendernos) en favor de propuestas más arriesgadas como las espléndidas Pequeñas cosas (Unas memorias fragmentadas) y Escenas imborrables; a la vez que alternaba esta línea con una serie de libros donde demostraba, como sugiere ya desde el título, sus dotes de observación: en Gato saliendo de una bolsa (y otras observaciones) y Los gatos son raros (y más observaciones) -este último acaba de reeditarse, tomen nota-, el artista se apartaba a un lado y cedía todo el protagonismo a los pequeños felinos con los que venía compartiendo su vida hasta aquel momento.
Pero hete aquí que hace unos años Jeffrey Brown y su esposa Jennifer tuvieron a su primer hijo: Oscar. Esto, como todo el mundo sabe, le cambia la vida a cualquiera, pero en el caso de un escritor de historias autobiográficas también cambia su obra de forma inevitable. El primer toque de atención fue esa maravilla titulada De padres e hijos, en la que el autor reflexionaba sobre la paternidad, la suya y la de su padre, además de contarnos también su progresivo alejamiento de la fe católica. Hoy, despojado ya del vínculo (narrativo) de su progenitor y con un hijo más en el hogar -el pequeño Simon-, Brown continúa retratando las peripecias del primogénito aunque aplicando la misma estructura de sus títulos gatunos: en Los niños son raros (y otras observaciones sobre la paternidad) se limita (quizá no sea este el verbo más afortunado) a reflejar a Oscar y su entorno familiar en las situaciones cotidianas, sin tomar partido ni enjuiciar lo acontecido (al menos como autor, como personaje ya es otro tema), dando como resultado una antología de historietas breves sin solución de continuidad, de apenas una única página cada una (algunas de una sola viñeta al modo del humor gráfico), con las que cualquiera que sea padre se identificará de inmediato mientras se le dibuja una plácida sonrisa en el rostro.
No obstante, no debería extrañarnos la verosimilitud alcanzada en estas estampas paternofiliales: tengamos en cuenta que dicha temática no es un territorio ignoto para el autor puesto que desde hace un par de años lleva ficcionalizando lo que observa en el día a día llevándolo al territorio de Star Wars. Como lo oyen: ya son tres los libros hasta la fecha que recogen, con el beneplácito del mismísimo George Lucas y su Lucasfilm, las peripecias de Darth Vader como progenitor de los pequeños rebeldes Luke Skywalker y Leia. Primero fue Darth Vader e hijo, que ganó el prestigioso premio Eisner; después, Darth Vader y su princesita, con el que repitió galardón. En estos días, cuando los anteriores (ambos divertidísimos) pueden adquirirse por separado o juntos en la caja Darth Vader e hijos, se edita el tercero, Buenas noches, Darth Vader: una suerte de cuento (galáctico) con rima para leer antes de irse a dormir y repleto de homenajes a las dos trilogías, la clásica y la otra (ya saben), que han hecho soñar (nunca mejor dicho) a millones de espectadores de varias generaciones. Entre ellos, los mismos Brown: el padre y el hijo.
De padres e hijos y otros muchos títulos del autor están editados por La Cúpula; Los niños son raros, Darth Vader e hijos y Buenas noches, Darth Vader están editados por Planeta Cómic.