Me permitirán, queridas personas, esta pequeña broma para dar paso a parte de lo que nos encontraremos en el panorama cultural tras las Fiestas de Moros y Cristianos de Villena.
Me permitirán de igual modo una pequeña salida de tono en la que me desvincule de los enormes titulares expuestos por este medio tanto la pasada como la presente semana (Te esperamos, Va por ustedes y Día cuatro que ES), se me ocurre insistir en la independencia de quienes escribimos aquí y en la concordia en que transitamos, pese a ello (bravo por la invitación a la concordia general que expuso el pasado editorial). Pero vayamos al grano: Programación de Otoño del Teatro Chapí.
Lo primero que llama la atención, en realidad lo último, es el estreno de Miles Gloriosus de Plauto por el grupo Zarangollo. Después del tiempo que nuestro Paco Flor lleva trillando el teatro, más que otro motivo se supone que la premura o la falta de material gráfico pudo haber sido una de las causas por las que el espectáculo de Zarangollo no aparece donde debe estar y donde han estado todos los espectáculos estrenados por grupos locales. Aún así el estreno, no me cabe duda, será sonado y todo volverá a estar donde debe. Con todo espero que estas líneas sirvan como destacado de un estreno que suma un punto más en el panorama de nuestro teatro. En cuanto a los espectáculos elegidos para la temporada encontramos varias propuestas teatrales que debo destacar. La primera será la de La Cubana, quienes tras la pequeña decepción personal que me procuró el último espectáculo acogido en el Chapí, Mamá, quiero ser famoso, nos ofrece la reposición (debido a su aniversario) de Cómeme el coco, negro, propuesta que ya se presentó en Villena cuando todavía se realizaban estos eventos en el Teatro Salesiano si mal no recuerdo. En noviembre nos encontramos con Rafael Álvarez, El Brujo para quien guste, acometiendo uno de esos textos a los que tanto partido sabe sacar y en los que se ha especializado hasta el punto en que unas veces llega, otras le falta y otras se pasa, debilidad basada en su apuesta por trabajar los textos, dirigirlos e interpretarlos. Pese a ello basta decir que se trata de un trabajador incansable que busca con esmero, y consigue, traernos textos que por su idiosincrasia apenas tienen fortuna en nuestros escenarios. Por último, en lo tocante a teatro y criterio propio, destacar cómo no (y hasta reconocer debilidad) el último espectáculo de Sexpeare y Efekto, Solomillo, protagonizado por Fele Martínez, actor para el que reclamo aplausos por no haberse dejado envolver en ciertas presuntas películas españolas de presunto éxito. De lo que no cabe duda es que nos encontraremos ante una propuesta tan desbocada como hilarante con guión y dirección de Santiago Molero y Rulo Pardo.
