Cartas al Director

París-Villena

“¡En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso! Alabado sea Dios, Señor del Universo, el Compasivo, el Misericordioso, Dueño del día del Juicio. A Ti sólo servimos y a Ti sólo imploramos ayuda. Dirígenos por la vía recta, la vía de los que Tú has agraciado, no de los que han incurrido en la ira, ni de los extraviados” (Sura 1 del Corán).
Lo habéis conseguido. Totalmente conseguido. Lo que habéis perpetrado en París nos ha llenado de dolor, mucho dolor. Y de miedo. Es verdad y lo admito.

Veréis. Hasta el viernes yo paseaba por Villena con bastante calma, saludando a quienes conocía hasta llegar a mi destino. Desde hace tres días siento que ya no es lo mismo.

Vuestra ira ha trastocado la normalidad de salir a la calle, tomar algo con amistades, visitar el Teatro Chapí, la Casa de Cultura o acudir a la iglesia de Santiago. Vuestra ira es ahora mi amenaza diaria. Estoy bajo la amenaza de llegar a estar en el lugar equivocado, en el momento equivocado y ser condenado por vosotros como sucedió a todas las personas que, el pasado viernes, intentaron disfrutar la noche parisina.

“¡En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso! Alabado sea Dios, Señor del Universo, el Compasivo, el Misericordioso, Dueño del día del Juicio. A Ti sólo servimos y a Ti sólo imploramos ayuda. Dirígenos por la vía recta, la vía de los que Tú has agraciado, no de los que han incurrido en la ira, ni de los extraviados” (Sura 1 del Corán).

Pero saldré a la calle. Con miedo y vigilante en la medida de lo posible. Pero saldré. Seguiré saludando a gente, haciendo cola en el supermercado a la hora de pagar, continuaré preparando un paquete de comida a la persona que esté en la puerta del mismo pidiendo ayuda y, como siempre, le preguntaré por su nombre y yo le diré el mío. Me alegraré de encontrarme con mi antigua vecina Mariam, musulmana como tú, o con Amina, otra mujer islámica que, aunque de origen villenero, vive en Yecla y con la que me río mucho porque una musulmana con acento tan… villenero...

Y, sobre todo, voy a hacer que mi ira no me domine, sino todo lo contrario. ¿Sabéis por qué? Porque, aunque no sea creyente, me parece fantástica la idea de que creáis en un Dios que es Grande, Eterno y Omnisciente. Un Dios que marca claramente la frontera entre el buen fiel y el impío, recogida en la sura 1 del Corán.

Él es la vía recta que conduce a la Salvación. Él es el Compasivo, el Misericordioso. Fuera de Él permanecen quienes han incurrido en la ira y están extraviados. Adivinad en qué lugar estáis.

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