Estación de Cercanías

Pasen y opinen

Las puertas siempre deben estar abiertas para estos menesteres, y creo que el saber un poco de todos con respecto a casi todo puede aportar riqueza de miras, aciertos en cuanto a decisiones en pos del bien común y un ejercicio de obligado cumplimiento en democracia.
Sé que no es la primera vez que les comento lo difícil de esta afición a opinar para todos, con nombre y foto. Cuando mi demonio me susurra al oído eso de “¿para qué, tú que sacas con esto?”, tengo que hacer verdadero acopio de fuerzas y convicciones para responder sin ceder a la duda: “es tu deber como ciudadana”, y solo así consigo acallar su gritona vocecilla hasta la próxima. Pero hay momentos, y me encuentro en uno de ellos, en los que se me hace imprescindible un stop. Una parada para coger aire, recolocarme en el lugar donde creo que debo estar e intentar encajar las piezas de este puzle que sin comerlo ni beberlo, gracias a muchos miles de votos, tenemos sobre la mesa pendiente de resolver, porque le faltan las piezas esenciales, esas que deben marcar el centro del que emanan todas las demás y que se han extraviado vaya usted a saber dónde, puzle que deben recolocar frecuentemente al comprobar que se encajó a las bravas.

Porque piensen, ¿cómo opinar adecuadamente cuando todo está al revés?, cuando nada es lo que parece, cuando quien debe callar habla, quien debe denunciar lo evita y las que deben hablar al pueblo, con luz y taquígrafos, opinan en los medios de comunicación como simples ciudadan@s sin más posibilidades que este canal para que alguien les escuche. Pues posiblemente mirando desde abajo y creando la ilusión óptica que nos ofrezca lo que debe ser y no es.

Cuando Celia Lledó, hace algunas semanas, apareció en este medio como una ciudadana más, como lo hago yo semana tras semana, en una carta abierta, reconozco que me ilusioné, pues ver a toda una alcaldesa compartiendo tinta y espacios hermanos con una ciudadana más que sólo muestras sus ideas sin mayores pretensiones, unifica posiciones, aunque sea en este mundo del todo revés, y en su momento desencajó mi concepto del político y el ciudadano, cosa por otro lado nada anormal en este partido de la mayoría absoluta absolutamente desperdiciada en tiempo record, ese que pudiendo caminar miel sobre hojuelas navega sobre ciénagas, que mantiene alterados a sus mayores acérrimos de los tiempos de éxitos y que en lugar de unificar esfuerzos o al menos disimular sus odios, se enfrentan sin tapujos entre ellos resquebrajando esa ilusión llamada Celia Lledó, que mas bien apunta a decepción. Pero, cuando la pasada semana toda una concejal volvió a compartir mesa y mantel con los opinadores habituales de EPdV, quizás al abrigo de esta condición de palabras nacidas con la sola pretensión de decir en lugar de callar, la esperanza volvió a despertar y pensé que posiblemente, en este nuevo concepto del que puede y el que quiere, cabe la posibilidad de que los que opinamos nos podamos ver presidiendo un Pleno. Con este PP todo es posible.

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