Hace unos días leí por casualidad en nuestro El Periódico de Villena el titular “La historia de los Piratas, en el Casino del Círculo Agrícola Mercantil Villenense”; y en un primer momento, sin caer en la cuenta de que se refería a la comparsa festera, pensé que igual se trataba de que iban a montar una exposición sobre el devenir de esta peculiar profesión a lo largo de los tiempos. Lo cual me recordó un par de novedades recién llegadas a las librerías y que por tanto no les había comentado todavía; así que vamos a ello...
Empezaré por Eso no estaba en mi libro de historia de la piratería, porque fue el primero de los dos en publicarse -apareció en el pasado mes de julio- y porque su autor, Javier Martínez-Pinna, es compañero del que esto suscribe en el claustro del instituto y nobleza obliga... Y conste que soy consciente de lo peculiar que resulta hablar de nobleza cuando tenemos entre manos un perfil histórico que si por algo se caracteriza es por operar al margen de la ley y, en muchas ocasiones, de cualquier clase de moral. Como su título sugiere, estamos ante una nueva entrega de la interesante colección del sello Almuzara que ya les he mencionado en alguna que otra ocasión y que, bajo el epígrafe “Eso no estaba en mi libro de...”, aglutina una serie de ensayos de temática histórica sobre las épocas y los aspectos más diversos y siempre desde una perspectiva divulgativa.
En este caso, el autor -profesor de Historia y escritor que ya se encargó del volumen sobre la Edad Media incluido en esta misma colección- navega por las procelosas aguas de la piratería para desmitificar un arquetipo revestido en ocasiones de, como decía antes, una suerte de nobleza a todas luces inmerecida gracias a una operación de idealización llevada a cabo por la literatura, el cómic y muy especialmente el cine de aventuras, y no circunscrita únicamente a personajes de ficción: porque además de piratas como el Long John Silver de La isla del tesoro de Stevenson, el capitán Garfio del Peter Pan de J. M. Barrie o el popular Jack Sparrow encarnado por Johnny Depp en la gran pantalla, quién no recuerda a figuras históricas como Barbanegra (del que el gran Raoul Walsh filmó una estupenda cinta, hoy algo olvidada) o el capitán Kidd (que encarnó con su habitual desmesura el inmenso Charles Laughton).
Estos dos últimos aparecen recogidos en la presente propuesta, articulada como un recorrido cronológico y temático a la par, y que arranca glosando los orígenes de la piratería hacia el año 1000 a. C. para pasar de inmediato a su desarrollo en los tiempos del antiguo Imperio Romano y su aparición en las crónicas vikingas. Y conforme avanza en el tiempo, también recoge una serie de epígrafes que alude a las figuras históricas más relevantes del gremio -como Henry Morgan o El Olonés, por citar tan solo dos-, el final de la piratería en su sentido clásico, las mujeres piratas más destacadas -que haberlas, haylas- o los corsarios españoles. En resumidas cuentas: si es usted de los que se han preguntado a menudo qué es lo que diferencia a piratas, corsarios, bucaneros y filibusteros, y quiere que alguien se lo explique de forma meridiana, este es su libro.
Parece ser que el tema que nos ocupa se ha puesto de moda, porque en este mismo septiembre, apenas dos meses después de la publicación del anterior, ha visto la luz otro libro monográfico sobre el tema, esta vez una traducción: titulado escuetamente Piratas, el ensayo de Peter Lehr supone un recorrido histórico más que pormenorizado por la historia de la piratería, pues abarca desde sus orígenes hasta la actualidad. Recoge, pues, esa piratería moderna que asola, por citar un ejemplo cercano, las costas africanas; y a la que la pátina del tiempo todavía no ha idealizado y cuyos actos, por lo tanto, podemos observar aún en los noticiarios con toda su crudeza.
Hay que tener en cuenta que Lehr es experto en terrorismo marítimo, por lo que no es de extrañar su profundo interés por el tema y tampoco que su aproximación, aunque también arranque con los orígenes de la actividad, llegue hasta nuestros días; de ahí que, por ejemplo, recoja la singladura del capitán Richard Phillips, al que muchos vimos encarnado por Tom Hanks y enfrentado a una banda de piratas somalíes en una estupenda película dirigida por Paul Greengrass. Pero en lo que sí coincide con Martínez-Pinna es en su empeño por despojar de cualquier hálito romántico a quienes, por lo general, no han sido sino unos criminales sin ninguna clase de escrúpulos.
En resumidas cuentas: estamos, pues, ante dos estupendas lecturas, no excluyentes sino complementarias, sobre una misma temática, y que se unen como bibliografía especializada a otros títulos ya clásicos como la Historia general de los piratas de Daniel Defoe, el autor de Robinson Crusoe; o El libro de los piratas de Howard Pyle, quien también escribió sobre otros personajes a medio camino entre la historia y la leyenda como Robin Hood o el rey Arturo. Dicho esto, les recomiendo que hagan como Joaquín Sabina: que entre todas las opciones posibles elijan la del pirata y se hagan con ambos volúmenes, independientemente de la comparsa a la que pertenezcan o incluso si como servidor no militan en ninguna.
Eso no estaba en mi libro de historia de la piratería y Piratas están editados por Almuzara y Crítica respectivamente.