Cultura

Pistoletazo de salida o La bala perdida

Parece oportuno que tal y como hacen el resto de periódicos introduzcamos en estas páginas culturales alguna referencia taurina, ya que se da el caso y la noticia durante esta misma semana.
Noticia taurina además de por el anuncio de la realización de un espectáculo en nuestra ciudad –a toda costa o cueste lo que cueste– por el cartel que se presenta. Quién sabe si se trata del pistoletazo de salida que da comienzo a la carrera con meta en la futura plaza de toros o si será una bala perdida que despertará a quienes comienzan a ver fundados sus temores y comienzan a hilar las consecuencias de la dichosa rehabilitación del nuevo espacio. Lugar que nombrado así no resulta tan doloroso como al denominarlo Plaza de Toros. Con todo, ante la irremisible decisión y apoyo, siempre queda la opción salvadora: la ocupación. Siempre nos quedará ocupar (ocupar si lo prefieren) las nuevas instalaciones con una interminable lista de actividades que realmente sean satisfactorias para la mayoría.

Y hablando de mayoría y de comienzo de algo, no podemos pasar por alto que el próximo domingo toda la ciudad se pondrá en marcha con el fin de llegar al Santuario de las Virtudes para recoger a la Virgen, es decir, que tendrá lugar la Romería, ya fuera de toda polémica por su ubicación temporal. En mi caso recuerdo siempre dicho día como un día en que reina la paz y la tranquilidad. Para mí salir a la calle ese domingo es como revivir la escena en que Eduardo Noriega sale a la calle en la película Abre los ojos: las calles vacías, los edificios vacíos, los bares… bueno será mejor que no hablemos de los bares, pero aunque sean difíciles de vaciar tendremos que reconocer que durante ese día es más fácil conseguir una banqueta. La Romería, como un ejemplo más de la popularidad de la fiesta, llena las carreteras y deja a unos cuantos ajenos a todo. La Romería, como las Fiestas en general, podrían resumirse en cuestiones de participación con el texto de un anuncio radiofónico que viene sonando últimamente: “tal negocio desea a clientes y festeros unas felices fiestas”. Y si el colectivo que trabaja por un lenguaje no sexista podría ofenderse por la falta de deseos hacia las mujeres, quienes no somos clientes ni festeros nos sentimos igualmente ofendidos. En el caso de la Romería nos encontramos con un acto directamente relacionado con la religiosidad de la que muchos carecemos, un acto al que la única punta que le podemos sacar es referente a las barbaridades que se manifiestan en relación a la participación popular. En mi caso, este año, y espero no equivocarme, apuesto porque serán más de ciento cincuenta mil los y las participantes.

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