Como muchos de ustedes sabrán, y para los que no, yo les cuento, en días pasados se nos convocó a toda la ciudadanía a una reunión con el fin de proponer y promover una nueva plataforma ciudadana pro o por o para remover y sacar a la superficie el porqué de los malos olores que sufrimos y el oscurantismo que pesa sobre las basuras que recibimos y las plantas de reciclaje que las reciben.
El tema tiene miga, muchos años de silencios, muchos intentos fallidos de ciudadanos que ya han peleado por ello individualmente sin resultado alguno, muchas preguntas por resolver, muchos implicados políticos y seguramente algún que otro favor a cambio de, pero la realidad es la que es, y en estos momentos Villena es día si día también un gigantesco vertedero de pestilencias que nos remueven el estómago.
Villena es destino de miles de toneladas de basuras de otros que imposibilitan su correcto tratamiento en las empresas a las que son derivadas, provocando con ello muchas dudas razonables que ponen el vello de punta al apuntar directamente hacia la salubridad futura de nuestros acuíferos y nuestros terrenos de cultivo. Y resolver esta cuestión, capeada Corporación tras Corporación, obtener respuestas, conseguir compromisos y pedir explicaciones con respuestas contrastadas y creíbles una vez que los cauces políticos han fallado, es obligación de la ciudadanía. Ardua labor nos espera por lo enquistado del asunto tras años de encubrimientos que va a requerir de todo el apoyo posible, porque llegar hasta el fondo de este pozo ciego puede resultar un trabajo de ingeniería cuántica, pero sin lugar a dudas bajo esta fórmula, está debidamente situada, porque si alguien debe sacar a la superficie un problema que año tras año va quedando sepultado entre montones de desperdicios sin que nadie quiera manchar sus manos para rescatarlo y darle solución, esos somos todos y todas aquellos que, ajenos a los tejemanejes del poder y la política, tenemos el deber de arrimar el hombro y pedir explicaciones a aquellos a los que votamos y que a su vez tienen la obligación de responder.
Seguramente cuando este proyecto tome consistencia, salga a la luz y se exprese en los medios de comunicación, tendremos que escuchar que este formato de protesta ya viene de vuelta, que nace desde aquellos que contrarios a los actuales gobernantes quieren hacer mella en el ayuntamiento, que está movida desde sus bambalinas por fulanito y menganita y le pronosticaran una vida de cuestionable futuro más allá de 2011, intentando proyectar en much@s la duda razonable de la verdad, para así abrir brecha en la compacta superficie que se pretende destruir. Y de paso, con ello, volver a cuestionar nuestra capacidad de dilucidación, de razonamiento y de libertad para acometer y respaldar aquellas causas que nos crean zozobra y mal estar, que atentan directamente contra nuestra calidad de vida, y quién sabe si contra nuestra salud.
Yo voy a sumarme a esta iniciativa, porque toca despertar, porque estoy harta de que mi pueblo sea un incontrolado basurero por cielo y tierra, de que nuestro subsuelo esté siendo abonado de todo tipo de materia orgánica e inorgánica y porque soy una firme defensora del potencial de la sociedad civil cuando su capacidad de aguante se desborda, y cuando se comprueba que el individualismo es ninguneado y esquivado no queda otra solución que unir esfuerzos en el empuje y alzar la voz para ser escuchados, y ser muchos unos los que formemos cientos. El resultado, si se lleva con la suficiente fuerza, con ánimo de lucha, con limpieza moral y sin ataduras de colores, sin duda será un éxito. Un redondo edificio de 20 millones avala este nuevo objetivo.
